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Caza una vieja codorniz con las patas gravemente atrofiadas en Burgos

Detalle de la pata de la codorniz junto a una imagen de archivo. ©JyS

¿Habías visto en alguna ocasión a una codorniz (Coturnix coturnix) con las patas absolutamente atrofiadas? El ejemplar que te mostramos hoy, abatido hace unos días por el cazador Urtzi Núñez, carece hasta de dedos y uñas, como se puede apreciar en la imagen.

Núñez ha narrado a esta redacción que se hizo con la pieza el pasado domingo 15 de agosto sobre las 11.15 de la mañana en un rastrojo con paja en el coto de Extramiana, ubicado al norte de Burgos. «Los perros mostraron la pieza en una fila de paja y, al pisarla, arrancó», explica el cazador a este medio.

Otra imagen de la codorniz con las patas atrofiadas y la percha obtenida. © J. M.

«No se podía impulsar bien por el estado de sus dos patas»

Núñez detalla a la codorniz le costó alzar el vuelo «pero cuando cogió un metro de altura, el vuelo era de una codorniz sana». «Sí me fijé que le costó arrancar y, luego, al cobrarla, me di cuenta de cómo tenía las patas». Aunque volaba a la perfección, el ave «no se podía impulsar bien por el estado de sus dos patas», puntualiza Urtzi.

Además, destaca que «era un macho oscuro con la corbata negra bien marcada. Entiendo que además, el ejemplar era viejo por ese pelaje oscuro que tenía», concluye. ¿Qué pudo haberle sucedido a esta codorniz? Es toda una incógnita. Durante su increíble viaje migratorio se enfrentan a importantes retos, aunque resulta imposible establecer una hipótesis para el inusual estado de sus patas.

Este era el zorzal al que le faltaba una pata abatido la pasada temporada en Alicante

No es la primera vez que una migratoria cazada presenta problemas de ‘cojera’. El cazador alicantino Raúl Durá Esteve, natural de la localidad de Castalla, abatió la pasada temporada un raro zorzal sin una de sus patas. Fue durante una jornada cinegética entre amigos en el coto social de este municipio levantino, junto al río que atraviesa la sociedad de cazadores.

Carlos Díez, veterinario de Ciencia y Caza, dio entonces una breve pero concisa explicación a lo que, desde el punto de vista de su profesión, podría deberse la malformación: «Podría ser debido a un enganche con alguna malla, cuerda o hilo metálico que le hubiera provocado la amputación. Creo que una rapaz no es posible y de un perdigón lo veo difícil», afirma Díez. Así nos lo contó.

       
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