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Un profesor pide a un niño de pueblo que escriba una historia de miedo y él habla de «la luz, el gasoil, la cuota de autónomos…»

El niño junto a la maquinaria de su padre y la carta. © L. R.

Juan Antonio Ruiz Jiménez, un niño de 7 años natural de la localidad de Sabiote (Jaén), ha despertado en los últimas días miles de reacciones entre los usuarios del mundo rural en Facebook después de que el perfil de la Ganadería Val del Mazo haya compartido su particular historia de terror.

Ruiz, que tenía que hacer la tarea del colegio y redactar una breve ‘historia de miedo’, le preguntó a su padre, Lorenzo Ruiz, si los fantasmas existían y éste le dijo que no. «Le conté una historia que daba miedo de verdad», ha narrado el progenitor a la redacción de Jara y Sedal sobre lo que le dijo al pequeño, algo que plasmó en su breve relato.

«Somos olivareros, tenemos fincas en propiedad y también empresas de servicios para cuidar explotaciones», explica Ruiz. «La situación es insostenible, es para sentarse a llorar», asegura. En el sector de la aceituna este año cuentan con una campaña de alrededor de un 20% menos de producción: «Tenemos una sequía tremenda», añade el progenitor.

«A todo ello se suma el precio de los fitosanitarios, el abono, el combustible, la cuota de autónomo…», enumera el agricultor sobre los motivos que explicó a su hijo que hoy día «sí que dan miedo».

El contenido de la historia del menor

«Mi papá lleva trabajando en el campo desde muy pequeño y le ha costado mucho trabajo tener su propio negocio», comienza exponiendo en el cuento el niño jiennense. «Ahora cada vez la situación es más difícil, el gasoil para los tractores es muy caro, la luz para regar el campo vale mucho, los impuestos, el autónomo, la seguridad social y todo cuesta el doble. Tal vez esta historia no tenga fantasmas, pero mi papá no pega ojo por las noches», añade el pequeño en su particular historia de miedo.

En la imagen superior del texto aparece el dibujo de un tractor y una gasolinera con el precio de dos euros el litro de combustible.

«Juan Antonio tiene ganas de seguir en el campo y quiere ser ingeniero agrónomo y, cuando puede y tiene oportunidad, se viene conmigo a la nave a arreglar tractores», concluye el padre sobre el especial interés del pequeño por el campo.

       
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