El protagonista de esta gesta es Alexander Chusov, que ha logrado que su calabaza alcance un peso de 969 kilos, equivalente a más de 2.000 libras. El agricultor, que ya ostentaba el récord anterior, ha conseguido superarse con este nuevo ejemplar, convirtiéndose en el productor de la calabaza más pesada cultivada en Rusia.
«Es un trabajo científico», aseguró Chusov en declaraciones a la agencia Associated Press, al explicar el método seguido para alcanzar este resultado. La estrategia incluyó la selección minuciosa de las semillas y la construcción de un invernadero especial con calefacción en el suelo y en el aire, lo que permitió mantener las condiciones adecuadas durante todo el desarrollo. Además, el agricultor calibró con gran precisión tanto el riego como las necesidades nutricionales de la planta.
La agricultura como deporte de resistencia
El logro de Chusov se presentó en el concurso de hortalizas gigantes de Moscú, un certamen que cada año reúne a miles de participantes. Según su organizadora, Daria Yermilova, cultivar verduras de este tamaño es «un verdadero deporte a largo plazo, en el que permaneces tenso durante medio año, constantemente involucrado en el proceso».
En esta edición, más de 3.000 personas compitieron con ejemplares que impresionaron por su tamaño, como una sandía de 144 kilos y un calabacín de 73 kilos. Sin embargo, la calabaza de Chusov se convirtió en la gran vencedora y en la hortaliza más comentada del certamen.
Exposición en Moscú
Tras la competición, las verduras ganadoras serán trasladadas al Jardín del Boticario de Moscú, donde se exhibirán para que visitantes y curiosos puedan contemplar el resultado de meses de esfuerzo. La calabaza de Chusov, con sus casi mil kilos de peso, será la pieza central de esta exposición agrícola única.
