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Un pescador submarino asciende 36 metros de golpe y se le deforma el cuerpo

Alejandro Ramos sufrió un accidente durante una jornada de pesca que le obligó a ascender más de treinta metros sin hacer la descompresión correctamente. Las consecuencias físicas le salieron muy caras. 
11/6/2018 | Redacción JyS

Alejandro Ramos mientras es explorado por un médico. / Marca.com

Minutos después de salir a la superficie, el cuerpo de Alejandro Ramos empezó a hincharse y así se ha mantenido durante los últimos cuatro años. Este buzo marisquero peruano sufrió un accidente que le obligó a ascender 36 metros de golpe sin hacer la descompresión correctamente, tal como ha informado Marca.com.
El nitrógeno que se acumuló en su organismo durante la ascensión desde las profundidades del mar ha provocado que ahora su bíceps tengan un diámetro de 72 y 62 centímetros, lo que hacen que se posen sobre él todas las miradas.
Además, ahora pesa casi treinta kilos más debido al mismo incidente. Sus pectorales, inflados, cuelgan sobre un estómago que, al igual que la espalda, caderas y muslos; también presenta un volumen mayor al que debería.

El pescador sufrió un accidente

Para entender lo que le sucedió a Alejandro, hay que conocer la forma de mariscar de este pescador. Lo hace buceando bajo una embarcación. Sobre él, uno o más tripulantes se encargan de recibir los choros -nombre que reciben los mejillones en Perú y otros países de Sudamérica- y de alimentar con gasolina cada 90 minutos una máquina que comprime aire y se lo envía al buzo a través de una manguera. Esta manguera va directamente a la boca, ya que la mayoría de mariscadores peruanos no cuentan con reguladores, un accesorio que les garantizaría entre 10 y 15 minutos de oxígeno en caso de emergencia.
Aquella tarde, una lancha se acercó demasiado a la embarcación para la que Ramos trabajaba y donde su hijo y otro compañero le esperaban. La maniobra provocó que una hélice rompiera la manguera y obligó al buzo a tener que subir 36 metros a toda prisa. 
Fue un trayecto de un par de minutos que pudo haberle costado la vida, ya que los buzos necesitan subir a tramos, con paradas cada cierto tiempo. Un ascenso rápido puede hacer que el nitrógeno genere burbujas demasiado grandes que obstruyan la circulación de la sangre, lo que recibe el nombre de síndrome por descompresión.
Ahora su caso está siendo estudiado por expertos del Centro Médico Naval y recibe un tratamiento debido a los serios problemas respiratorios y fuertes dolores articulares que el accidente le provocó.

 

       
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