Quienes lo han intentado alguna vez sabrán que la recolección de setas es una práctica que no se caracteriza por ser especialmente sencilla. Sin embargo, hay ocasiones en las que el esfuerzo dedicado a esta labor acaba dando alguna que otra sorpresa. Justo eso le ha pasado a este vecino de Álava.
Su nombre es Aitor Sáenz-López y la escena tuvo lugar el pasado viernes, 24 de noviembre. Tanto él como su familia es amante de las setas y llevan cuatro generaciones dedicándose a la búsqueda de estos manjares alrededor del monte. Esta tradición, por lo tanto, ha ido pasando durante años de padres a hijos.
Ese día fue un capítulo especial en su historia. El alavés salió a recolectar por la Llanada Alavesa, sin hacerse una idea de lo que iba a ocurrir tan solo unas horas después.
El enorme boletus de 40 centímetros de diámetro en Álava
Fue entonces cuando Aitor se topó con un impresionante boletus de enormes dimensiones. Tenía un peso de 2,5 kilogramos y un tamaño de 40 centímetros de diámetro.
Tal y como el propio protagonista ha contado al diario Gasteiz Hoy, esta seta «estaba buena y sana. Se podía comer». «La sensación que tuve es de coger algo único, un tesoro. En 40 años que tengo no había visto nada igual», ha confesado.
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A pesar de ello, lo cierto es que la familia no ha llegado a comérsela. Dicha decisión responde a que ha habido una gran cantidad de personas que le han pedido verla y hacerse una foto con ella. «Hemos cogido muchos kilos este año y no necesitábamos comerlo», ha detallado Aitor.
Como puede verse en las imágenes, el boletus estaba en perfectas condiciones y, según asegura el alavés, «se ha sacado fotos con todo el mundo».