El cultivo de hortalizas gigantes se ha convertido en una disciplina casi científica en algunos lugares del mundo. Detrás de cada vegetal descomunal hay años de ensayo y error, control del suelo, seguimiento climático y, sobre todo, una paciencia infinita. En ese contexto, Erik Gunstrom, agricultor de Pensilvania, acaba de escribir su nombre en el Libro Guinness de los Récords gracias a una berenjena que no cabe en una mano.
El pesaje oficial tuvo lugar el pasado 19 de agosto de 2025 en Harrison City, bajo la supervisión de expertos y aficionados a las hortalizas de gran tamaño. La báscula marcó 3,969 kilos, un registro que supera el récord anterior, de 3,778 kilos, establecido en 2024 por el estadounidense Dave Bennett. La colosal berenjena, además, midió 78,7 centímetros de circunferencia.
Antes de dedicarse a esta variedad, Gunstrom era conocido en el circuito de cultivadores por sus calabazas gigantes. En 2022 logró una de 1.090,8 kilos, experiencia que ahora le ha servido para aplicar técnicas avanzadas de nutrición y control ambiental.
Un récord forjado entre lluvias y calor extremo
La temporada agrícola de 2025 en Pensilvania no fue sencilla. La primavera se prolongó con temperaturas frías y húmedas hasta bien entrado junio, seguida de un verano inusualmente caluroso y lluvioso. «Fue un año difícil para mantener las plantas sanas», reconoció Gunstrom, que debió adaptar los riegos y reforzar la protección ante hongos y exceso de humedad.
A pesar de ello, el agricultor consiguió no una, sino dos berenjenas de tamaño récord, la segunda de 3,900 kilos. Para él, la clave está en el seguimiento diario y en cosechar justo a tiempo, antes de que el fruto se abra o pierda firmeza. «Hay que observar las plantas todos los días y ajustar su nutrición según el crecimiento», explicó.
El trabajo constante, sumado a su conocimiento del comportamiento del suelo, le permitió superar incluso a cultivadores con décadas de experiencia. Su método, asegura, combina tradición y ciencia a partes iguales.
De las calabazas a las berenjenas de récord
Gunstrom comenzó su trayectoria en la horticultura competitiva hace casi veinte años, fascinado por las calabazas colosales que se exhiben cada otoño en ferias agrícolas. Con el paso del tiempo, la competencia se volvió más exigente: si antes un fruto de 450 kilos bastaba para destacar, hoy se necesitan ejemplares de más de 900.
El récord conseguido ahora con la berenjena es fruto de esa evolución y del intercambio de semillas entre cultivadores. De hecho, la semilla que dio origen a este fruto provenía del británico Peter Glazebrook, antiguo poseedor del récord, lo que demuestra cómo la colaboración y el conocimiento compartido siguen siendo esenciales en este singular mundo de la agricultura extrema.
