El chico, de 11 años de edad, aguantó con nervios de acero el ataque de un oso contra el grupo familiar y disparó con su escopeta del calibre 12 al animal en el momento justo.
6/7/2017 | Redacción JyS
Elliot Clark, de tan sólo 11 años, se encontraba paseando en una remota zona de Alaska junto a tres miembros de su familia: su tío, Craig Stoltzfus, su tío abuelo, un primo y tres perros. De pronto, de entre la vegetación emergió un enorme oso pardo que rápidamente golpeó a Stoltzfus y a su padre, quedando en pie solo Clark y su primo.
Según relata Lucas Clark, el padre del niño, iban en fila y el niño era el tercero. “El oso fue por el camino hacia ellos, todo fue tan rápido que a mi cuñado no le dio tiempo a encararse su rifle”, relata el padre.
El niño que portaba su escopeta del calibre 12 cargada con munición para la caza menor realizó un primer disparo sobre el plantígrado. “Le pegó en la paletilla y no le hizo nada. El siguiente disparo le alcanzó en el hocico y fue hacia el cuello”. Tras estos dos disparos el niño logró disparar otras dos veces. El tercer tiro fue a quemarropa, el animal ya estaba tan encima de él que la pólvora quemó los labios del oso, logrando así derribarlo. “Según se deslizaba el animal por el suelo hacia sus espaldas, Elliot realizó otro disparo”. Fue entonces cuando Stoltzfus pudo ponerse en pie y disparó sobre el oso para asegurarse de que estaba muerto.
El padre del niño asegura que el hecho determinante fue que Elliot llevase el arma sobre sus manos y no colgada al hombro, a diferencia de su tío. “Cuando el oso fue hacia su tío, este tenía el rifle colgado al hombro y el animal estaba tan cerca que no pudo descolgarlo a tiempo”.
La familia iba armada ante la posible presencia de osos en la zona, hecho del que estaban advertidos. El primer disparo de Elliot lo realizó con munición de menor que llevaba en el arma para ahuyentar en un primer momento a los depredadores, por suerte para ellos los siguientes disparos sí fueron con bala.