En Valladolid, con fecha de 1 de febrero de 2021
Muy señor mío:
Me causa estupor la última acción de su Dirección General, aparentemente orientada a conocer y descubrir el número real de perros de caza abandonados. Vaya por delante mi rechazo y el del colectivo de hombres y mujeres que represento a todo comportamiento que suponga un maltrato o una vejación injustificada de cualquier animal. Y vaya igualmente por delante también que mi repulsión a que desde las instituciones se criminalice a colectivos como el de los cazadores o rehaleros por el mero hecho de serlos, en base a dogmas, manipulaciones e ideologías políticas.
En primer lugar, deseo dejarle constancia de la absoluta falta del rigor del procedimiento que pretende poner en marcha para “arrojar luz” sobre el abandono de animales. En realidad, parece una campaña encaminada a fabricar un resultado que luego utilizar. La realidad es que, a día de hoy, los datos oficiales de abandono de perros son los que son y demuestran (Guardia Civil y Fundación Affinity) que la tasa real de abandono de perros de caza es ínfima en comparación con la tasa de abandono de otros colectivos. Somos conscientes de que ello ha truncado la campaña de descrédito al sector, propalada desde el animalismo radical y formaciones políticas opuestas a la caza (por ejemplo Podemos, de la que usted proviene).
Sospechamos que mediante la puesta en marcha de este “proceso de recogida de datos” se quiere en realidad preparar el terreno para futuras decisiones drásticas, que con la excusa de la protección de los perros de caza y un falso mito del maltrato y abandono de los mismos, sirvan para condicionar aún más el libertad individual de aficionados a la caza y propietarios de perros. Y, a la postre, poner en jaque la actividad cinegética mediante el uso torticero de esta Dirección General.
Sospechamos que sin duda alguna los “datos” nada objetivos ni rigurosos que pretende recabar, servirán para modular y diseñar el futuro Anteproyecto de Ley de Bienestar Animal, o la reforma del delito de maltrato animal. Sin duda, el movimiento, su aparentemente bien intencionada iniciativa, invita a pensar en una auténtica estrategia de descrédito y desdoro de todo el colectivo de cazadores y rehaleros. Nada me gustaría más que equivocarme en este caso.
Demuestra que su objetividad en el cargo no existe. La iniciativa, tal y como la ha presentado y como esta diseñada, hace saltar todas las alarmas y nos obliga a pensar en la más que posible manipulación mediante falacias que crearán dogma entre los colectivos afines a su ideología. Sin más explicaciones, la “encuesta” tiene todos los visos de una iniciativa puesta en marcha simple y llanamente para ser manipulada.
Es totalmente inaceptable que desde el Gobierno de España, un director general se conduzca de esta forma, redirigiendo de antemano a colectivos radicalizados en el odio sistemático a todo lo que representa la caza y por extensión a cualquier trato con animales. Es más inaceptable aún que se utilicen o divulguen informaciones no rigurosas o generadas a propósito para crear una realidad ficticia. Creo que lo llaman fake news, o en nuestro idioma noticias falsas, aunque a muchos nos guste llamarlas claramente “mentiras”.
Resulta una aberración democrática que alguien, con dinero público divulgue información basada en suposiciones, y más grave aún que éstas se puedan basar en encuestas sospechosamente dirigidas desde un organismo. Eso es algo que nunca debe de hacerse desde una parte manifiestamente contraria y manifiestamente hostil hasta la saciedad contra los cazadores.
Lamento decirle que con declaraciones como las últimas, vertidas intencionalmente contra nuestro colectivo, denota usted una parcialidad y tendenciosidad inaceptable. Y con ello, una falta de profesionalidad y conocimientos desconcertante.
Le recuerdo que en el contexto dramático en el que nos encontramos, iniciativas como ésta, y gastos como los de su Dirección General, resultan a juicio de muchos españoles un auténtico dislate. Un derroche.
Estamos ante la mayor prueba que nuestro país ha sufrido desde hace muchas décadas. Sin duda la mayor tribulación que ha tenido la sociedad española en varias generaciones. En lugar de contribuir a la paz social, a construir, a utilizar en beneficio del interés general su atrabiliaria Dirección General, la usan usted y los suyos para todo lo contrario, creando más confrontación, discordia, enfrentamiento, tensión y dolor en una sociedad ya rota por la pandemia y por la grave crisis económica en la que nos encontramos ya inmersos.
Le ruego rectifique, use el dinero de los contribuyentes de forma eficaz (esto no lo es) y haga el favor de una vez de dejar de criminalizar tendenciosamente al colectivo de cazadores español.
Reciba un cordial saludo. ¡Viva la caza!
EL PRESIDENTE
Felipe Vegue Contreras