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Animalistas desean la muerte a Frank Cuesta tras ser mordido por una víbora muy venenosa

El brazo de Frank Cuesta tras ser mordido por una víbora.

El famoso herpetólogo y presentador de televisión Frank Cuesta fue ingresado hace unos días en un hospital de Tailandia tras haber recibido la mordedura de una víbora extremadamente venenosa. Según informó él mismo a través de sus redes sociales, se trata de «la peor mordedura posible» que podría haber sufrido

Cuesta, que se dedica a rescatar y cuidar animales salvajes en su santuario Libertad, sufrió el ataque de la serpiente mientras manipulaba otro ejemplar de la misma especie. El veneno le provocó un dolor insoportable y una inflamación del brazo izquierdo, donde recibió el mordisco.

El presentador de ‘Frank de la Jungla’ no pudo recibir el antídoto correspondiente por culpa de la leucemia que padece y tiene el sistema inmunológico debilitado. Por ello, tuvo que soportar el efecto del veneno sin ningún tratamiento específico.

A pesar de la gravedad del momento, Cuesta mostró a cámara los efectos de la mordedura y agradeció el apoyo a sus seguidores, mientras iba informándoles de su recuperación. Pero no todo han sido buenos deseos en las redes sociales.

El odio animalista vuelve a cargar contra Frank Cuesta

Como ya es habitual en el movimiento animalista, decenas de radicales han utilizado las redes sociales para desear la muerte y lanzar mensajes de odio contra Frank Cuesta. Un hecho que el propio herpetólogo acaba de denunciar a través de un vídeo en sus redes sociales.

En él, Cuesta cita a un grupo animalista de Facebook y analiza detalladamente los comentarios de algunos de sus integrantes, en los que se pueden leer cosas como «¿y no le dará por bajar a visitar el Titanic?» o «espero que muera de la peor forma posible».

Frank va respondiendo a estos graves comentarios de los animalistas, los cuales le acusan de usar a los animales para lucrarse. Durante el vídeo, él responde a todas las críticas y explica su labor ayudando a extraer el veneno de las serpientes para encontrar antídotos que salven vidas.

Por último, Cuesta informa de su estado de su salud. Asegura que, aunque aún tiene inflamado el brazo, el dolor ahora se ha desplazado al interior de su cuerpo, que aún está destilando el veneno que le inoculó la serpiente.

       
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