Todo el país lleva ya una semana siendo escenario de las manifestaciones del mundo rural por las críticas condiciones laborales en las que se encuentran actualmente. Los agricultores han llegado a su límite y decidieron salir a las calles para exigir soluciones.
De este modo, los trabajadores están denunciando las imposiciones de la nueva Política Agrícola Común (PAC) y de la Agenda 2030, que fijan unos requisitos medioambientales y sociales que, según ellos, son difíciles de cumplir y suponen un aumento de los costes de producción. De igual modo, también reclaman precios más justos para sus productos, que cubran los gastos y les permitan vivir dignamente de su trabajo.
Las tractoradas están siendo los principales actos que el mundo rural está llevando a cabo en todo el territorio español. Al igual que está provocando importantes bloqueos en las principales carreteras del país, la tensión generada también ha dado lugar a enfrentamientos con las autoridades.
El mundo rural y las autoridades rebajan tensión
Lo cierto es que, desde que comenzaron las protestas, han ido sucediendo diversos episodios que han enfrentado a los agricultores presentes en ellas con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.
Uno de esos momentos se vivió en León, donde cerca de 300 agricultores bloquearon el acceso a un polígono industrial y sufrieron las cargas de los antidisturbios. Asimismo, en otros puntos como Murcia o Cádiz también presenciaron situaciones donde la Policía trató de frenar a los manifestantes mientras intentaban bloquear varias vías.
Así están esquivando los agricultores los controles de la Guardia Civil
Ahora, Sevilla parece haber marcado un antes y un después en estas relaciones. Un vídeo publicado por @sarahispania en Instagram muestra cómo los agricultores ayudaron a una patrulla de la Guardia Civil que se vio en un aprieto.
Concretamente, los trabajadores del campo usaron uno de sus tractores, ataron a él el coche de los agentes y tiraron para sacarlo de una cuneta embarrada en la que se había quedado atrapado. Tal escena ocurrió en la A-92 que conecta Sevilla con Antequera, a altura del kilómetro 78.