David Lafoz, uno de los rostros más reconocibles de las protestas agrícolas que tomaron Zaragoza en febrero de 2024, ha fallecido a los 27 años en circunstancias que han conmocionado al sector primario. La Guardia Civil investiga su muerte, mientras su entorno confirma que el joven se habría quitado la vida después de compartir un desgarrador mensaje de despedida en redes sociales.
En la imagen que habría difundido antes de morir se aprecia una cuerda colgando de la tolva de una cosechadora, junto al siguiente mensaje: «Lo siento por despedirme de esta manera tan cobarde, pero no aguanto más presión, no aguanto estar discutiendo todos los días con gente, no aguanto más inspecciones de Hacienda ni de trabajo, no aguanto trabajar 18 horas para no vivir». El mensaje se ha viralizado, desatando una oleada de reacciones entre agricultores y ganaderos de toda España.
Un símbolo del campo aragonés
David Lafoz no era un desconocido. Llevaba más de una década trabajando en el campo y había participado activamente en las reivindicaciones que llenaron de tractores las ciudades españolas a principios de año. Fue miembro fundador de la Asociación Aragón es Agricultura y Ganadería (AEGA), una entidad nacida para dar voz a los pequeños y medianos productores.
Desde AEGA han emitido un comunicado destacando su compromiso y su legado: «La de un joven valiente que, en lugar de marcharse, decidió sembrar futuro aquí, con sus manos y con su corazón». Su figura se convirtió en símbolo de la resistencia del campo frente a la asfixia burocrática y económica que sufre el sector.
En los últimos meses, Lafoz también había colaborado en labores de ayuda tras las riadas que afectaron a varias zonas de Valencia. Movilizó a otros agricultores aragoneses para limpiar calles y retirar escombros. En Belchite, su localidad natal, muchos lo recuerdan como un joven trabajador y comprometido.
Críticas a la presión institucional
La reacción del sector no se ha hecho esperar. Una de las voces más contundentes ha sido la de la conocida ganadera asturiana Marta García, de Ganadería Val del Mazo. En un vídeo publicado en su perfil de Facebook, visiblemente emocionada, denuncia: «Le ha quitado el aire. Lo han perseguido como si fuera un criminal. ¿Por qué? ¿Por querer ganarse la vida honradamente? ¿Por sembrar el alimento que nos da de comer para que llegue a nuestras mesas?».
Sus palabras resumen el sentimiento de muchos profesionales del sector primario que llevan meses alertando del acoso regulatorio que sufren por parte de las administraciones. Inspecciones encadenadas, sanciones por nimiedades y una presión fiscal desproporcionada son parte de las quejas reiteradas que ahora, tras esta tragedia, vuelven a estar en el centro del debate.
Citado por las protestas del campo
En mayo de 2024, Lafoz fue citado a declarar por la Policía Nacional debido a su implicación en las protestas que rodearon el Palacio de La Aljafería. Aunque quedó en libertad como el resto de trabajadores que participaron, aquel episodio supuso un nuevo golpe para quien ya venía soportando una gran presión emocional.
Su fallecimiento reabre el debate sobre la salud mental en el medio rural, especialmente entre los jóvenes que intentan sostener el relevo generacional en un entorno cada vez más hostil. La historia de David Lafoz, lejos de silenciarse, podría convertirse en un grito aún más profundo por la dignidad del campo.
