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Así es el síndrome de alfa-Gal que puedes padecer si te pica una garrapata

© Ángel Vidal

Han pasado dos años desde que el Grupo de Investigación en Sanidad y Biotecnología (SaBio) del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC) comenzó a desarrollarse el Proyecto BIOGAL. Como parte de él, los investigadores han publicado la tercera nota divulgativa en la que explican qué es el síndrome de alfa-Gal.

Para entrar en contexto, las garrapatas son ectoparásitos artrópodos que actúan como vectores de patógenos y causan reacciones alérgicas, afectando, así, a la salud humana y animal en todo el mundo.

Por su parte, la saliva contiene diversas moléculas, entre las que se incluyen proteínas y lípidos, que facilitan su alimentación y complica la respuesta inmune del hospedador.

En cuando a sus efectos en los seres humanos, el carbohidrato alfa-Gal, presente en la saliva del parásito, puede involucrar a altos niveles de anticuerpos IgE. Estos se encargan de luchar contra el conocido como síndrome alfa-Gal, que consiste en reacciones alérgicas provocadas por esa molécula. Aunque también pueden originarlo.

Sin embargo, la única forma de entrar en contacto con ella no son las picaduras de las garrapatas. También cabe la posibilidad de consumirla directamente en alimentos como la carne roja.

Nuestro sistema inmune detecta el carbohidrato alfa-Gal como antígeno ajeno

Con el paso del tiempo, el cuerpo humano ha inactivado la producción de alfa-Gal de manera natural. Es por ello que, al exponerse a este carbohidrato, se producen esos altos niveles de anticuerpos.

Aunque los genera a modo de protección, lo cierto es que es posible que se incremente el riesgo de desarrollar alergias, como efecto de la gran presencia de dichos anticuerpos.

Proceso de desarrollo del síndrome de alfa-Gal. © IREC

Estos son los síntomas del síndrome alfa-Gal

Es importante conocer los síntomas a los que nos podemos enfrentar si padecemos este síndrome. Los pacientes muestran reacciones alérgicas alimentarias como urticaria, prurito o angioedema.

Además, el ejercicio físico y el consumo de alcohol pueden agravar esta patología, incluso llegando a alcanzar anafilaxis grave.

La respuesta inmune del cuerpo humano también tiene efectos positivos

No todo lo que provoca esta respuesta inmune ante alfa-Gal es malo, ni mucho menos. Los anticuerpos reducen la infección por microorganismos patógenos para el hombre y animales que contienen esta molécula. Entre ellas, cabe mencionar las micobacterias, el virus del VIH, Anaplasma o Leishmania.

En la misma línea, el contacto con alfa-Gal, habitual de nuestra microbiota intestinal, da lugar a una inmunidad producida por anticuerpos de tipo IgM/IgC. Una de sus funciones es protegernos de potenciales infecciones y enfermedades asociadas.

Asimismo, esta activación del sistema inmune que induce la molécula en cuestión también se ha asociado con el COVID-19. De este modo, se ha llegado a proponer como refuerzo inmunitario frente a la infección por SARS-CoV-2 y otros patógenos.

Referencias de la nota divulgativa

       
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