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Seis rastros que debes buscar si quieres cazar a un gran jabalí

Cazar un gran jabalí es el sueño de cualquier cazador. ©Shutterstock

Los rastros que deja un jabalí en el campo son seis principalmente. Te los mostramos a continuación

1. Huellas

Foto: Shuttersotck.


Fíjate bien en el suelo, las huellas de estos animales pueden darte muchas pistas: de dónde vienen, hacia donde van, si son de gran tamaño o no, si se trata de una piara o de un ejemplar solitario… Si las sigues podrás incluso llegar hasta el encame o ver qué zonas son las más querenciosas para los esquivos suidos de tu coto.

Las huellas de estos animales se distinguen de otros ungulados por las dos pequeñas marcas que dejan tras la huella principal. Así, dependiendo de la posición de las marcas, podrás determinar la dirección que tomó el animal que las dejó. Por otro lado, debes fijarte en la profundidad de estas, ya que cuanto mayor sea el ejemplar, más hundirá su pezuña en el terreno y más grande será.

2. Excrementos

Excremento de jabalí. ©Shutterstock

A pesar de que mirar este material no es nada agradable, es una fuente inestimable de información. Los excrementos de los jabalíes se dividen en pequeñas partes que forman una hilera que puede llegar a medir diez centímetros. Son de color negro, aunque con el tiempo adquieren un tono grisáceo.

Pueden indicarnos si el animal frecuenta la zona, si está de paso… Y además podemos ver si anda cerca o por el contrario hace días que pasó por ese lugar. Por otro lado nos puede aportar información sobre la alimentación que llevan los suidos de la zona, y así acertaremos a la hora de cebar la mancha de cara a una montería; o a la hora de escoger el puesto ideal para la temporada de esperas.

3. Bañas

Foto: Shuttersotck.


Debes emplear el tiempo suficiente para conocer todas las querencias de la finca en la que caces. Y entre estas labores entra la de conocer cuáles son las bañas que frecuentan los cochinos. Busca sitios con abundante agua en la que el barro sea un elemento constante, y fíjate si en ese material arcilloso encuentras pelos, huellas o cualquier otro indicativo que demuestre que los jabalís disfrutan de sus baños antiparásitos en esa zona.

Una buena alternativa para saber si los suidos frecuentan una baña sería colocar cámaras de fototrampeo, así además podrás ver cuántos ejemplares hay y el tamaño de los mismos.

4. Rascaderos

Foto: Shuttersotck.


Busca árboles manchados de barro, árboles nuevos casi doblados, árboles que estén perdiendo la corteza inexplicablemente… Todos ellos seguro que son frecuentados por los jabalíes, sólo tienes que agudizar la vista y buscar más signos a su alrededor. Si además puedes detectar aquellos que indiquen que esas plantas han sido dentelleadas o tienen pelos incrustados, se disiparán tus dudas; ahí se restriega un jabalí.

Estos signos pueden aportarnos más datos, como la altura del ejemplar o si las dentelladas son muy profundas podremos saber que el macareno al que estamos jugándole la partida merece la pena.

5. Hozaduras

Foto: Shuttersotck.


Los jabalíes levantan todo a su paso en busca de comida. Las raíces y los insectos que se encuentran bajo tierra suponen un manjar para ellos. Si te encuentras con un terreno que parece que ha sido arado entonces fíjate bien y busca más signos, ya que seguro se trata de una zona a la que acudirán más veces en busca de celebrar un copioso banquete.
Además estas hozaduras pueden darte pistas del tamaño del animal que las ha hecho, ya que cuanto más profundas sean, mayor será este.

6. Encames y trochas

Foto: Shuttersotck.


Debes buscar ‘túneles’ entre la vegetación más espesa, por ahí es por donde se mueven los jabalíes más desconfiados. Los grandes ejemplares rara vez salen de la protección que les brindan las jaras y demás arbustos tupidos. Si sigues esos caminos, donde además encontrarás otras señales como las descritas anteriormente, podrás llegar a los encames. No olvides que las trochas son un lugar fantástico para colocar puestos y esperarlos al paso.

Los encames de los jabalíes son fáciles de identificar por el fuerte olor que desprenden en ocasiones y por su forma: son un lecho creado por el propio animal en el suelo. Si ha sido utilizado en pocas ocasiones se distingue por tener la hierba aplastada en forma ovalada. Por el contrario, cuando están muy usados se puede ver la tierra de color brillante, donde a buen seguro encontraremos pelos. Su localización suele coincidir con sitios recónditos, en lugares ocultos con zarzas o espeso matorral.

       
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