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¿Se autorizará la caza de la tórtola la próxima media veda? 

Un cazador con una tórtola en una image de archivo. © Israel Hernández

Pocas especies han copado tanta atención como la tórtola; la común o europea por su marcado declive en las últimas décadas y la moratoria en la caza desde 2021 y la turca, por haberse vuelto omnipresente en nuestras ciudades y pueblos, sin ser especie cinegética. Y todo ello tratándose de especies hermanas, con más similitudes que diferencias, si bien, estas últimas son claves para entender por qué a unas les ha ido regular y a otras, ‘demasiado’ bien.

En España tenemos tres especies de tórtolas; la europea (Streptopelia turtur), la turca (Streptopelia decaocto) y la senegalesa (Spilopelia senegalensis). Sí, tres, porque esta última cría, desde hace tiempo, en las Islas Canarias y se ha confirmado también en el sur peninsular, aunque aún se considera como una rareza. 

Tres tórtolas

La europea ha estado presente históricamente en casi todo el país –tanto Península como archipiélagos–, siendo especialmente abundante en hábitats que combinan bosques y pastos en los que existen semillas silvestres, como sucede en muchas fincas de caza mayor y ganaderas.

La falta de hábitat adecuado, los aprovechamientos cinegéticos no sostenibles y la caza ilegal se han propuesto como los factores más importantes para explicar el declive. Sin duda, la tórtola europea ha sido, junto con la codorniz, la reina de la media veda y pocos cazadores se resistían a los encantos del lance, pero su caza ahora está prohibida.

La caza de la tórtola es una de las señas de identidad de la media veda. © JDG

Requisitos para volver a cazar tórtolas

La tórtola europea sigue siendo cinegética, pero en 2021 se declaró una moratoria en su caza que aún sigue en vigor. Para que se reanude tienen que cumplirse tres requisitos: que su población se incremente durante al menos dos años; que se observe una supervivencia de la especie que permita el crecimiento de la población, al haberse comprobado que es la supervivencia y no la productividad lo más importante –por ejemplo, en la codorniz es la productividad–; y que existan métodos eficientes para controlar las capturas en el momento que pueda volverse a cazar.

¿Está aumentando su población?

Se calcula que en Europa hay entre tres y seis millones de parejas de tórtola europea, estando el 40% de ellas en España, que se erige como uno de sus bastiones más importantes. Las estimaciones para el período 2014-2018 realizadas por SEO/BirdLife sugieren que existían alrededor de 1,5 millones de tórtolas, aunque las realizadas por Fundación Artemisan para un período más reciente (2021-22), y teniendo en cuenta sólo las comunidades autónomas de Andalucía, Extremadura y Murcia, ya alcanzaban los 1,7 millones de tórtolas.

Además, existen poblaciones en alta densidad, principalmente en el suroeste peninsular (>15-20 tórtolas por cada 100 hectáreas en época reproductiva), donde sigue existiendo una gestión de la especie aunque no pueda cazarse.

En los últimos diez años se observa una estabilización y recuperación de sus poblaciones, por lo tanto la recuperación comenzó a producirse cuando todavía se podía cazar –aunque con restricciones–.

Tórtola europea. © Shutterstock

¿Existe una posibilidad real de volver a cazarla?

Sí, pero no sabemos cuándo. Según los informes que nos llegan desde Europa, las poblaciones de tórtola europea se están recuperando en algunos países, entre ellos España, pero no a nivel global. Hasta el año 2021 las poblaciones de la Europa occidental –en la que nos encontramos– mostraban una recuperación, pero en 2022 la cosa se torció y no sabemos cómo ha sido la temporada de cría en 2023.

Además, los parámetros de supervivencia pueden variar de año en año y no sólo dependen de que se cace o no, dado que las tórtolas también pueden morir en sus cuarteles de invernada en África.

En todo caso, los niveles poblacionales actuales sí permitirían una pequeña extracción de ejemplares en países como España, lo cual sería un incentivo –y revulsivo– para cientos de cotos que siguen comprometidos con la especie.

Por otro lado, Fundación Artemisan está liderando el desarrollo de nuevos métodos para el registro electrónico de las capturas –o precinto electrónico–, si bien es necesario contar con la plena implicación de la Administración para que podamos dar el gran salto del papel al smartphone cuando nos toca registrar las capturas. Por tanto, este tema es una responsabilidad compartida de la Administración y el sector cinegético. 

El camino que queda por recorrer

Muchos cazadores y gestores de todo el continente han perdido la ilusión de poder volver a cazar la tórtola europea… y razón no les falta. De hecho, estuvimos a un tris de que dejara de ser especie cinegética para siempre.

En España la especie se está recuperando poco a poco y es un hecho palpable en muchos territorios, lo cual podría deberse a una combinación de varios factores, entre ellos la gestión del hábitat, una mejor supervivencia invernal y la moratoria; de hecho, muchos cotos no cazaban tórtola antes de que se prohibiera su caza.

Desde luego, la apuesta debe ser por recuperar la caza, con cupos muy limitados y vinculados a aquellos cotos en los que, de forma fehaciente, se estén llevando a cabo esfuerzos para su recuperación. Sólo de esta manera podremos mantener, por un lado, la ilusión por seguir trabajando en la gestión del hábitat para la especie y, por otro, asegurar su conservación en la Península.

La gestión del medio es importante para recuperar las poblaciones de tórtola. © Shutterstock

El precinto digital: el futuro de la tórtola 

Aunque la tórtola es una especie migratoria puede gestionarse como si se tratara de una sedentaria por su conocido comportamiento filopátrico, que le hace volver al lugar en el que nació.

La piedra de toque es el cuidado del hábitat, siendo necesario ofrecer agua, alimento y lugares de anidamiento, habiéndose demostrado que es un ave que selecciona hábitats mixtos, límites entre la agricultura y el monte, donde suele alcanzar sus densidades más elevadas. Es necesario que cuente con semillas silvestres de esas ‘malas hierbas’ que frecuentemente son eliminadas en la agricultura intensiva pero que abundan en las cunetas y lugares con poco laboreo, tal y como sucede en muchas fincas de caza mayor y ganado.

Perro con una tórtola recién cazada. © JDG

El aporte de agua es clave, aunque se sabe que la tórtola es capaz de recorrer largas distancias para abrevarse. Junto con la gestión del hábitat se encuentra la necesaria monitorización por parte de cazadores y gestores, que ahora lo tienen fácil por el Observatorio Cinegético, que está permitiendo construir una de las bases de censos de especies cinegéticas más importantes en España y Europa.

En un futuro próximo, cuando ojalá podamos volver a cazar tórtolas, será obligatorio recoger datos de caza con el precinto digital, que permitirá conocer el minuto y resultado de la caza en nuestros cotos.

Un gran avance que nos hará mucho más fuertes.  

       
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