Un instante de campo puede convertirse en un auténtico reto visual. Así lo demuestra la fotografía que acompaña esta noticia y que plantea una prueba de agudeza para nuestros lectores. El protagonista de esta escena es un cazador que, ajeno a lo que ocurre ante sus ojos, sigue su camino por un monte de encinas mientras una liebre permanece inmóvil entre los troncos secos, fundida con el entorno.
La escena no solo pone a prueba la vista del lector, sino también su capacidad de observación, atención al detalle y experiencia sobre el terreno. Este tipo de retos visuales, en los que la fauna salvaje se mimetiza con una precisión asombrosa, demuestran la necesidad de estar atentos en todo momento durante una jornada de caza, o simplemente durante un paseo por el monte.
El talento de detectar lo invisible
En este tipo de desafíos no solo se pone a prueba la vista, sino también la capacidad de pensar como un animal salvaje. La liebre ibérica, protagonista de la escena, es maestra del camuflaje natural. Encamada entre ramas secas y hojas caídas, adopta una postura tan pegada al suelo que incluso los cazadores más experimentados pueden pasar a escasos metros sin advertir su presencia.
Quien haya pasado tiempo en el campo sabrá que estos momentos no son tan excepcionales. Las liebres confían en su inmovilidad para escapar del peligro, y no es raro que aguanten hasta el último segundo antes de emprender la huida. Por eso, este tipo de fotografías —como la captada por Israel Hernández, director de Jara y Sedal— no solo fascinan, sino que también educan.
En la imagen, el cazador continúa su marcha sin notar que la liebre está a apenas unos metros de sus pies. Mientras tanto, el espectador debe afinar la mirada para intentar localizar los únicos elementos del animal que la delatan: las orejas y un ojo, que asoman entre la vegetación seca.
La solución al reto
Una vez localizada, sorprende lo bien integrada que estaba en el paisaje. En la imagen que compartimos con la solución, la liebre aparece marcada, tumbada entre los tocones que se encuentran en la parte inferior derecha. Su pelaje se confunde con el color de la tierra y los restos vegetales del entorno, ofreciendo una lección magistral de mimetismo.
Este tipo de retos se ha vuelto habitual entre los seguidores de Jara y Sedal. A través de ellos no solo se fomenta la participación, sino también el respeto y admiración por la fauna salvaje, mostrando la extraordinaria capacidad de adaptación que tienen estas especies.
Otro reto viral protagonizado por una liebre
No es la primera vez que una liebre se convierte en protagonista de un reto visual en este medio. Hace tiempo, otro desafío similar generó una oleada de comentarios entre los lectores, quienes trataban de encontrar a una rabona escondida en un paraje muy similar. La escena fue tan comentada que incluso tuvimos que desvelar la solución días después.
Puedes consultar aquel reto este enlace, donde se aprecia claramente el lugar elegido por la liebre para pasar desapercibida.
