Utilizas una bala incorrecta
Las balas con un alto coeficiente balístico están mejor preparadas para ser efectivas a largas distancias porque son más aerodinámicas. Las balas de gran calibre, más resistentes y grandes, aguantan mejor la fricción del aire y mantienen la velocidad y la energía en este tipo de disparos.
Calculas mal la distancia
Si nunca calculas bien el trecho que hay desde tu posición hasta donde se encuentra el animal, no te desesperes, le pasa a la mayoría de cazadores. Según algunos estudios, los humanos no calculamos bien las grandes longitudes, y si encima se trata de un escenario nuevo todavía se complica más la situación.
Aunque a algunos cazadores se les da realmente bien determinar si un tiro es factible sólo con mirar por su visor -algunos poseen retículas que permiten graduar la distancia-, solo se trata de estimaciones. No se puede saber a ciencia cierta cuántos metros te separan de tu presa con este método.
Si estás planeando hacer un rececho, o cualquier otra modalidad en la que vayas a efectuar un tiro a una distancia considerable, lo ideal será que lleves un telémetro. Así no tendrás que estimar a cuántos metros está el animal. Actualmente puedes encontrarlos de muy buena calidad y a unos precios asequibles.
No tienes en cuenta el aire
Puedes saber todas las características balísticas de tu munición, pero si no sabes cómo se comporta en condiciones de viento, ¿de qué te sirve? Aunque la caída de la bala será más o menos la misma, la desviación lateral sí se notará.
Las ráfagas de viento pueden variar mucho la trayectoria del proyectil, pero además debes tener en cuenta que puede correr el aire en tu posición –al inicio del disparo- o donde se encuentra el animal –al final del disparo-, sin necesidad de que se produzca en los dos lugares a la vez. Esto es algo que tampoco tienen en cuenta la mayoría de los cazadores.
Para aprender a lidiar con el viento nada mejor que la práctica. Un tiro a menos de 200 metros puede que no se vea afectado, pero si este mismo disparo se efectúa a más de 350, entonces sí que puedes tener problemas para acertar en el objetivo.
Te precipitas a la hora del tiro
Los tiros a distancias considerables, como en un rececho a más de 300 metros por ejemplo, son un reto tanto físico como mental. El cazador debe estar relajado y tranquilo, aunque no sea fácil teniendo delante el trofeo más grande que hayas visto jamás. Se trata de tiros que requieren precisión y debes aprender a controlar tus emociones.
Pero controlar las emociones en general, y los nervios en particular, no es una tarea fácil, incluso los cazadores más experimentados se alteran ante un gran animal.
Como todas las destrezas, esta también se puede entrenar. Para ello debes disparar y disparar en el campo de tiro, no hay otra receta. Dispara sobre siluetas, corrige los errores posturales, concéntrate en el gatillo. Sólo así podrás llegar a tener la suficiente paciencia como para esperar a que el gran macareno, o el corzo que ansiabas tener delante, se cambie de posición y te dé el flanco perfecto para accionar el gatillo.
Tu arma tiene demasiado retroceso
Disparar a larga distancia sobre caza, como ya hemos dicho, requiere precisión. Y para poder ser preciso, el cazador debe estar seguro con su arma; no debe tenerle miedo al retroceso. La mayoría de los calibres para caza mayor son poderosos y rápidos, pero no por ello tienen que dar un golpe fuerte en nuestro hombro.
El arma tiene que ajustarse a las medidas de su dueño para evitar en la mayoría de lo posible el temido culatazo. El cazador debe estar cómodo con su arma, y disparar bastante en el campo de tiro para hacerse a ella. Este último aspecto es muy importante para crear buenos hábitos y erradicar los que puedan afectar a nuestros disparos a la hora de la verdad.
No practicas lo suficiente en el campo de tiro
¿Por qué intentas disparar a más de 350 metros si antes no has practicado por debajo de 90? Si no sabes cómo se va a comportar tu rifle con una determinada munición a las distancias más comunes dentro de tu coto, entonces nunca podrás efectuar un disparo en condiciones reales a una distancia superior a las que estás acostumbrado.
Debes estar totalmente familiarizado con tu arma y con la munición que sueles disparar. Tienes que intentar tirar todo lo que puedas en el campo de tiro, en las más variopintas situaciones y climatologías.