El Proyecto Aristeo, formado por una organización sin ánimo de lucro que nace a partir de la alianza de un grupo de cazadores comprometidos y enfocados en promover y revalorizar la actividad cinegética, ha lanzado un nuevo vídeo en el que muestra el orgullo de ser cazador y pescador.
La publicación, dada a conocer a través de sus redes sociales, muestra la realidad del mundo rural y narra ésta de una particular forma destacando los valores de la caza y la pesca.
A continuación exponemos el reivindicativo mensaje narrado en la filmación que Aristeo ha lanzado.
El reivindicativo mensaje del último vídeo de Proyecto Aristeo
Soy cazador, pescador, hortelano, recolector… y en estos tiempos en que empiezo a escuchar ese runrún censurador hacia mis aficiones y costumbres, incluso mi forma de vida, es cuando más orgulloso me siento de ellas. Y al cuestionarme, despejo la vergüenza y respondo sin rubor alguno: soy natural. Porque lo natural, lo inherente al ser humano es lo que hemos hecho desde nuestros orígenes. Lo que nos ha conducido hasta donde estamos es cazar, pescar, criar nuestros propios animales, cultivar huertos o salir a recoger setas, caracoles, espárragos silvestres y todo aquello que el campo pone a nuestro alrededor para que realicemos un aprovechamiento justo y sostenible.
En definitiva, hacer un aprovechamiento de esos productos naturales, de la tierra, sanos, sabrosos, ausentes de tratamientos y riesgos para mi salud y la de los que me rodean. Carne o pescado de animales que no requieren condiciones de bienestar animal. Para mejorar su vida, porque ya la disfrutan en libertad y dentro de su entorno.
La primera y más respetable de las artes radica en ser capaz de proporcionarte tu propio alimento, especialmente si éste proviene de tu esfuerzo, dedicación e incluso habilidad y conocimiento. Porque cuando logras algo bueno, esa inversión de tiempo y trabajo siempre es bien recompensada.
En la mesa, con los tuyos; unas veces en familia y otras con amigos o incluso en soledad, muy conscientes del privilegio que supone compartir y disfrutar manjares propios y de calidad. Ese es mi estilo de vida, un estilo natural y respetuoso con el entorno en el que vivimos, con la fauna que nos rodea, que comparto con muchos, que aprendí de otros tantos que se esforzaron en trasladarme sus conocimientos y técnicas, unas enseñanzas de gran valor que también se retransmiten para que, del mismo modo que yo, ninguno de los que vengan detrás, se vea obligado a negar su naturaleza.
Y es que no: nadie logrará hacerme sentir inferior sin mi consentimiento. Por todo eso, cuando me cuestionan, sólo puedo responder con orgullo: soy natural.