Seguro que en los últimos años has visto en algún bar de tu ciudad una llamativa luz roja que rompe con la oscuridad de la barra. Se trata de una especie de caja cuya función consiste en mantener la bebida muy fría y que alberga en su interior al célebre licor alemán llamado Jägermeister. Pero, ¿qué relación tiene esta histórica bebida con el mundo cinegético?

San Huberto y San Eustaquio, patrones de la caza, fueron los que tuvieron la visión de una cruz cristiana sobre la cornamenta de un ciervo y fueron los que inspiraron el logo de esta bebida. Jägermeister, que en alemán significa maestro cazador, fue un término acuñado en 1934 (en el marco de la ley de caza «Reichsjagdgesetz») para nombrar a los guardabosques y altos forestales de la administración pública germana.

Es precisamente en aquella época cuando un apasionado de las cacerías llamado Curt Mast, decide utilizar el citado vocablo para dar forma a su nueva creación: una singular bebida que hará más llevaderas las frías noches persiguiendo a las presas. «Es el honor del cazador proteger y cuidar de su presa, cazar caballerosamente y honrar al Creador en su caza», reza en el poema que hay alrededor de la etiqueta.

¿Cuál es la leyenda de San Huberto y qué tiene que ver con esta bebida?

Jägermeister
Igual que la rotulación distintiva, el ciervo es una marca registrada. / Jägermeister


La gente lleva siglos contando la historia del cazador Huberto, que nació en Toulouse alrededor del año 657. Huberto vivía en la actual Francia y tenía una gran pasión: la caza. Por desgracia, era muy poco responsable y la practicaba sin ningún escrúpulo, cazando cualquier presa que se cruzara en su camino.
Pero todo cambió en una de sus salidas, cuando un enorme ciervo blanco con una brillante cruz entre las astas salió de entre la maleza y se acercó a él. Huberto quedó impresionado. Reconociéndolo como un símbolo de Dios, prometió ser mejor persona y, a partir de ese momento, dejó de cazar y se unió a la Iglesia como misionero.

Según la leyenda, fue nombrado obispo de Tongeren en el año 705. Hacia el 717 se mudó a Lieja, en Bélgica, donde encargó la construcción de una catedral y fue conocido por su benevolencia. Muy pronto, los habitantes de Lieja lo nombraron patrón de la ciudad. El 30 de mayo del 727 falleció el obispo Huberto de Lieja, que hasta la fecha sigue siendo considerado santo patrón de los cazadores.
La leyenda le sobrevivió varios siglos, y con ella el famoso ciervo de Huberto que adorna la etiqueta de la característica botella verde de Jägermeister desde 1935. Igual que la rotulación distintiva, el ciervo es una marca registrada.