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Una pareja de cazadores acude a cebar a los jabalíes de su coto y recibe esta inesperada visita

La sorpresa que esperaba a los cazadores.

La naturaleza y, por lo tanto, los animales que habitan en ella, acostumbran a dejarnos momentos únicos que difícilmente podríamos olvidar en mucho tiempo. En este sentido, los cazadores, por su continuo contacto con ellos, son quienes más suelen vivir este tipo de episodios. Justamente esto es lo que les ha pasado a nuestros protagonistas, una pareja que fue sorprendida por una visita inesperada mientras acudían a cebar a los jabalíes de su coto.

Cristina y Gonzalo, la pareja de cazadores de la que hablamos, suelen pasar todas las semanas por los cebaderos que tienen colocados en su coto. Sin embargo, esta vez la visita no iba a parecerse a ninguna de las anteriores, sino que estaba a punto de vivir un momento que ninguno de los dos se esperaba.

Tal y como ambos contaron al equipo de Jara y Sedal, al llegar al coto, procedieron a mirar la cámara «para ver qué tipo de animal entra y si merece la pena disponerse a hacer un aguardo». En ese momento, la pareja escuchó cómo algo saltaba una tapia de piedras, se giraron y descubrieron una vaca entre monte.

La visita que sorprende a estos dos cazadores

«Cuando a los segundos vuelve sonar la tapia, allí aparece Zoilo, como le hemos apodado ya que nos lleva entrando unos meses y lo reconocemos por una mancha que tiene en el costado», cuenta la pareja. Se trata de un jabalí que, lejos de asustarse de la presencia humana, parece que llevara toda la vida conviviendo con ellos.

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Después de esto, los cazadores han detallado que «se dejó grabar e incluso hablar y reírnos. Siempre nos acompaña nuestra podenca y, como se puede apreciar en el vídeo, ninguno molesta al otro».

Pese a esto, lo más curioso de este episodio aún no había sucedido. Uno de los cazadores, Gonzalo, decidió tirarle maíz para ver si el animal se quedaba y, en efecto, se puso a comer el que caía a su alrededor. «También lo curioso es que una de las veces se iba y le agité el bote del maíz y volvió a por más. ¡Un animal increíble con mucho conocimiento!», concluye recordando Cristina.

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