Hay reglas que todo cazador debe conocer y respetar y la primera es que hay que cumplir con todas y cada una de las normas y leyes que rodean a la práctica cinegética. No son precisamente pocas teniendo en cuenta que estamos hablando de una de las actividades más regladas de nuestro país.

Lo habitual es que todos respeten las vedas, sepan cuándo pueden ir de caza, en qué horarios y qué especies son cinegéticas. Sin embargo, seguro que hay otras situaciones que no conocen y que, aunque puedan resultar absurdas, pueden acabar en una sanción inesperada. A continuación descubrimos algunas.

No permitir el paso para cobrar piezas de caza

No importa lo mal que te lleves con tu vecino, al menos en la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, deberás permitirle entrar en tu coto para cobrar una pieza. Así lo establece la Ley 2/2018, de 15 de marzo, por la que se modifican la Ley 3/2015, de 5 de marzo, de Caza de Castilla-La Mancha y otras normas en materia medioambiental y fiscal califica.

Su artículo 73 reconoce como una infracción leve «negarse a permitir el paso para cobrar piezas de caza cuando las mismas hayan caído o entrado en terreno distinto de donde fue cazada o en su caso, no entregar la pieza, herida o muerta, siempre que fuera hallada».

No llevar la documentación del perro

Igual que siempre llevas tu DNI, licencia autonómica de caza o el permiso de armas, si cazas con tu perro, debe estar igualmente documentado. El SEPRONA puede requerir estas identificaciones en cualquier momento y es obligación del cazador portarlas y tener todo en regla. No hace falta decir que las vacunas obligatorias deben estar puestas y constar en su cartilla.

Si hablamos, por ejemplo, de Madrid, allí tan solo es obligatoria la de la rabia. Asimismo, si tu perro es de una raza considerada peligrosa, deberá estar inscrito en el Registro de Animales Potencialmente Peligrosos. En el caso de no cumplir cualquiera de estas condiciones, te expones a una sanción impuesta por las autoridades.

Cazador junto a sus perros. © Israel Hernández

Meter un cartucho con perdigones en lugar de bala durante la caza mayor por equivocación

Un error como este en comunidades como Castilla y León puede costarte caro. Pongámonos en el caso de que acudes a una batida y, tras avisarte el postor que tu puesto tiene un tiradero muy cerrado, decides dejar en el coche el rifle y llevarte la escopeta. Cuando introduces los cartuchos, confundes los de otra modalidad de menor con las balas que llevabas en el morral y que tienen más kilómetros que el baúl de la Piquer.

Esta confusión puede costarte caro pues en la citada comunidad se considera una infracción grave este hecho según el artículo 84 de la Ley 4/2021, de 1 de julio, de Caza y de Gestión Sostenible de la región.

Tomar café y dejar las armas en el coche

Algo muy frecuente es que los grupos o cuadrillas de cazadores se citen en un bar antes de comenzar la cacería para hacer un sorteo de puestos, almorzar y dar las indicaciones pertinentes. En esas circunstancias es útil saber que esto puede acabar en sanción. Al mismo tiempo que estás apurando el último sorbo del café mañanero, tus escopetas están en el coche y eso puede considerarse abandono del arma.

En teoría, el cazador que porte armas deberá ir desde su domicilio al coto de caza directamente, y viceversa. En el caso contrario se le podría acusar de abandonar la custodia de armas de fuego y acarrearía una sanción administrativa, retirada de las licencias de armas y deposito de las mismas.

Una mala colocación del precinto de un corzo

Es posible que parezca algo sencillo y sin mucha complicación, pero si lo haces mal, te la estás jugando. Las comunidades autónomas presentan muchas diferencias entre ellas y, por ejemplo, en Castilla-La Mancha debes fijar el precinto en la cuerna del corzo inmediatamente después de abatir el animal y antes de desplazarlo de ese lugar. La zona donde colocarla es entre roseta y luchadera.

En cambio, si tu coto está en Castilla y León, debes colocar el precinto una vez abatida la pieza, sin que esté permitido moverla. Debes ponerlo en la base de la cuerna, entre la roseta y la primera punta. Los cazadores aragoneses deben obedecer la norma de colocarlo nada más cazarlo y antes de abandonar el coto de caza, atravesando una de sus orejas o ajústalo en la cuerna. Es importante que te informes de cuál es la norma de tu comunidad para que la alegría después de cazar un corzo no se convierta en tragedia.

Un guarda coloca un precinto de corzo en Asturias.
Un guarda coloca un precinto de corzo en Asturias. © Ángel Vidal

Viajar en el coche con demasiada munición

Es otra de esas cosas en las que no caen los cazadores, hasta que les multa. Sin embargo, el desconocimiento de la norma no te exime de responsabilidad. Cuando vayas de caza, ya sea mayor o menor, has de saber que no puedes llevar todas las balas o cartuchos que desees.

Excepto en los transportes colectivos de viajeros, cada usuario solo podrá llevar hasta 100 cartuchos metálicos y 300 de caza. El hecho de llevar dos cajones de cartuchos, por ejemplo, a una tirada de zorzales, podría salirte caro, puesto que cada uno de ellos alberga 250 unidades. En el caso de que vayas a participar en competiciones para las que necesitaras un mayor volumen de munición deberías ponerte en contacto con tu intervención de armas de la Guardia Civil, que será la que te autorice expresamente para ello.

Llevarse un jabalí o un corzo atropellado

El sentido común es lo que impera en esta situación. Si metes en tu maletero un corzo o un jabalí después de atropellarlo y no has notificado el accidente, no podrás demostrar la procedencia de ese animal, así que serás sancionado.

En todas las ocasiones se tiene que avisar a los agentes para que se personen en el lugar de los hechos y levanten atestado. Tras esto, serán ellos quienes indiquen si autorizan o no a llevarse al animal. Lo normal es que los agentes no pongan ningún impedimento.

Abandonar una vaina de cartucho que se ha caído al suelo

Por todos es sabido que es obligatorio recoger las vainas de los cartuchos disparados mientras cazamos. Además, esto también es de sentido común. Por el contrario, puede darse la situación de que, envuelto en la intensidad del lance, acudas rápido hacia la pieza o tu perro, sin darte cuenta que atrás queda la vaina.

Dicha circunstancia puede darse, especialmente si cazas con una escopeta semiautomática, y también puede salirte cara pues puedes ser sancionado por ello. Para evitarlo vete acostumbrando a buscar la vaina y recogerla después de cada lance.