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Los jabalíes del norte: así se caza al Sus scrofa en tierras vikingas

El autor, con el jabalí abatido. © Rubén Montés

Suecia fue la tercera y última parada de nuestro periplo internacional tras los jabalíes durante la pasada temporada. Acudimos a las frías tierras del norte de la mano de Aimpoint, Norma, 3M Peltor, Garmin y Merkel, anfitriones y patrocinadores de esta extraordinaria experiencia en la que pusimos a prueba sus últimos productos diseñados para la caza mayor en batida. Era la tercera vez que el equipo de Jara y Sedal viajaba a este extraordinario país esta temporada: una visita a la fábrica de Aimpoint en abril y varios días de caza de alces en la Norma VIP Moose Hunt precedían a esta cacería que tenía lugar en pleno puente de diciembre de 2022.

La aventura comenzó el día 7, con una visita a una armería en la que recibimos el equipo con el que cazaríamos los días siguientes. Se trataba de un rifle Merkel Helix en calibre .30-06 equipado con una mira Aimpoint Acro C-2 que pusimos a tiro en un campo de tiro cubierto equipado con un shooting cinema. Además, los responsables de Garmin nos proporcionaron un equipo Alpha 200i y un reloj Instinct que nos permitirían seguir la posición de los perros durante todas las batidas. 

Por su parte, Peltor 3M puso a nuestra disposición toda su gama de producto, desde los tapones LEP-200 hasta sus archiconocidos SportTac. Yo elegí unos que nunca había probado, los Alert, los cuales me permitían tener enchufada la emisora a los cascos y evitar que esta hiciese ruido, con el consiguiente riesgo de espantar la caza. Por último, Norma nos proporcionó su munición EcoStrike, la cual no lleva plomo.

Una cacería muy sueca

La última parte del día transcurrió en la fábrica de Aimpoint, donde antes de cenar en su extraordinario restaurante los organizadores nos dieron un folleto con las instrucciones de la cacería del día siguiente. Todo estaba calculado al milímetro. A las tradicionales normas de seguridad e unía un extraordinario celo por que sólo disparásemos si estábamos seguros de que la pieza era de la especie, el sexo y el tamaño permitidos.

¿Y qué se podía cazar entonces? Hembras y crías de ciervo, zorros, hembras y crías de gamo así como varetos de esta especie y jabalíes machos de todas las edades además de cochinas de menos de 80 kilos. Y para terminar, entre todos los participantes en la cacería tendríamos la oportunidad de abatir un único macho de gamo grande entre todos los cazadores. Por ello sería necesario estar permanentemente comunicados por radio, para evitar rebasar el cupo. Las sanciones por incumplir esta norma eran ejemplares. Matar una jabalina de más de 80 kilos, por ejemplo, acarreaba una multa de 1.000 euros, como por desgracia pudo comprobar nuestros compañero danés. Tirar un corzo podía costar 2.500 euros, lo mismo que abatir un ciervo de entre tres y ocho puntas. La mayor sanción prevista era para quien abatiera un venado de más de ocho puntas: 15.000 euros.

El autor, con otra hembra de gamo negra abatida. © Rubén Montés

El cochino sueco

Como os podéis imaginar, subimos a la primera torreta con cierta tensión. No por la incertidumbre de la cacería, sino por el miedo a olvidar alguna norma o cometer un error. Con esa tensión en el cuerpo, vimos llegar la primera pelota de venados junto a nosotros, encabezada por un macho extraordinario, de esos que costaban los mismo que un Dacia Duster. Me quedé quieto en el puesto, permitiendo que Rubén Montés, nuestro cámara,  se recreara con su cámara. Situada bajo el punto rojo de mi rifle, parada a 20 metros, una enorme cierva nos observaba. No apreté el gatillo y los ciervos se marcharon por donde habían venido. 

El segundo puesto que nos tocó era increíblemente bonito. Con abetos y coníferas, parecía sacado de un cuento.  Allí tuvimos la suerte de ver otro gran macho ciervo y de que un jabalí apareciese avanzando hacia nosotros. La amenaza de los 1.000 euros de sanción hacía que nuestro cerebro fuese aumentando su tamaño a medida que se aproximaba. Parecía pequeño, pero la duda frenaba el dedo. Se paseó por delante de la torreta, a unos 15 metros, y pregunté a Rubén: «¿Le tiro»?. Mi compañero respondió afirmativamente, así que justo cuando estaba a punto de perderse entre los árboles, disparé. Por suerte, aunque era hembra, no superaba ni los 40 kilos.

Cazando un spike

El último puesto de la tarde fue muy divertido. Vimos gamos, corzos y jabalíes de buen tamaño, a los que no pudimos disparar por no saber si se trataba de machos o hembras. El mejor lance nos lo proporcionó un gamo joven, un varetillo al que en inglés llaman spike, que cruzó a toda velocidad frente a nuestra torreta. Aunque no notamos que acusase el disparo, al acabar la batida acudimos al lugar del tiro y encontramos sangre. Tras unos 200 metros de pisteo pudimos dar con él. Fue sorprendente que el animal pudiese llegar a correr semejante distancia, ya que la bala había impactado en su sitio.

El autor, con un spike. © Rubén Montés

Si el primer día habíamos estado cazando en bosque el segundo iríamos a zonas más abiertas. Las torretas se situaban en plenos campos de cultivo o sus alrededores. Allí tuve ocasión de hacer un doblete de gamas en un lance de ensueño, con una pelota de animales cruzando por un extraordinario claro. También dejé pasar un gran cochino que no pude sexar mientras se aproximaba, a huevo, por mitad de aquel campo de fútbol que era mi postura. Posteriormente, revisando el vídeo que grabó Rubén, pudimos ver sus prominentes testículos alejándose. Oportunidad perdida. Tampoco tuve la ocasión de ver un solo gamo grande.

El honor de abatir al único que teníamos permitido correspondió a nuestro compañero del Grupo V José María García, que también formaba parte de la expedición, y no perdonó la oportunidad que le regalaron estas frías tierras para traer a suelo patrio un extraordinario trofeo vikingo.

Vuelta a españa

No hubo más lances para mí. La jornada, y con ella la cacería, concluyó tras haber comprobado el extraordinario funcionamiento del equipo probado, con cinco balas disparadas para conseguir cuatro piezas. Sin duda, una combinación extraordinaria que puede darnos muchas alegrías en nuestras batidas y monterías españolas.

Aimpoint Acro C-2, Norma Ecostrike, Peltor 3M alert y Merkel Hélix, el equipo utilizado

El Acro C-2 es la última creación de Aimpoint: un punto rojo muy compacto y capaz de mantenerse encendido durante cinco años con una sola pila CR2032.  Gracias a su reducido peso –¡sólo 60 gramos!– y a su efectividad se ha convertido en una de las mejores opciones no sólo para cazadores, sino también para tiradores de pistola, como las fuerzas policiales o militares. Por eso posee dos configuraciones compatibles con visión nocturna y ocho de luz diurna. Por otro lado, el Aimpoint Acro permite un montaje muy bajo puesto que la altura del eje óptico es de solo 14 milímetros medidos desde la superficie superior de la plataforma de montaje. Su comportamiento durante esta cacería fue impecable.

Durante este evento utilizamos la bala Norma EcoStrike, cuya composición principal es una aleación de níquel y cobre. Se trata de un proyectil monolítico que ha sido diseñado para la caza de animales medianos y grandes, pues se expande tanto a velocidades bajas y altas, como pudimos comprobar en una prueba sobre gelatina balística realizada en la galería de tiro subterránea que se encuentra en la fábrica de Aimpoint. Su expansión en estas condiciones de laboratorio fue perfecta, como pudimos comprobar al rescatar las balas. En caza, los cuatro animales que abatimos –tres gamos y un jabalí– sólo necesitaron un disparo para caer.

El Aimpoint Acro C-2 utilizado durante la cacería.

En la cacería también pudimos probar también los Peltor 3m Alert, unos cascos de tiro que permiten escuchar el sonido ambiente, incluso amplificarlo, pero bloquean los sonidos fuertes, por encima de los  85 decibelios, para evitar que dañen nuestro sistema auditivo. Otra de las características de los Alert es que están diseñados para su uso con una emisora conectada por Bluetooh y disponen de un micrófono abatible, lo que nos permite hablar y escuchar al resto de compañeros sin necesidad de cables ni dispositivos adicionales: algo fundamental también para evitar que la emisora suene por su altavoz principal, puesto que puede hacer que las piezas nos escuchen y no cumplan en nuestra postura. 

       
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