Por Juan del Yerro San Román

Hoy nadie duda de la contribución de la Junta Nacional de Homologación de Trofeos de Caza Mayor (JNHTC) al desarrollo de la caza mayor en España. La medición, homologación y catalogación de los trofeos, además de constituir un importante elemento de comparación que ha conseguido imprimir un carácter aún más deportivo a la caza –el cazador ya no sólo trata de conseguir su trofeo, también aspira a alcanzar los de máxima categoría, las medallas de oro, plata o bronce–, posee un excepcional valor estadístico que permite conocer y promover el desarrollo de nuestras especies de mayor. Hoy la Junta dispone de uno de los más ricos ficheros que existen en el mundo sobre evolución de las medidas de los trofeos de caza a lo largo de más de un siglo –en sus primeros años de existencia no fueron pocos los homologados que habían sido abatidos antes de su creación, incluso a finales del siglo XIX–.
Todo esto, a su vez, no sólo permitió establecer unas referencias que pronto se convertirían en objetivos de los propietarios de los cotos al planificar sus aprovechamientos cinegéticos, contribuyendo a que la caza empezara a concebirse por los propios cazadores como un uso sostenible más de los recursos naturales, buscando el equilibrio de las poblaciones de las especies cinegéticas y pensando en un futuro mejor para las generaciones venideras: también atrajo nuevos aficionados a esta actividad a la que Ortega y Gasset otorgó un rango especial de «sapiencia, libertad y felicidad».

No desvelar su origen

La caza siempre ha sido una actividad esencialmente popular –por mucho que intereses políticos y de otra índole insistan en otorgarle un carácter elitista–. Así, en las últimas 30 temporadas el número de trofeos homologados ha ido en aumento, una tendencia muy positiva para la mejora de los cotos y las densidades y poblaciones de las especies cinegéticas, de muchas economías rurales e incluso de la imagen de buena gestión más allá de nuestras fronteras, lo que ha convertido a España en uno de los destinos cinegéticos más valorados. Sin embargo, la publicidad de los datos de dichos trofeos provocó la reticencia de muchos cazadores que no tenían interés en que se conocieran determinados datos sobre el trofeo, especialmente su origen geográfico. Son varios los motivos que pueden llevar a renunciar a su homologación.

El más común: no atraer la atención del furtivismo, argumento muy lógico y conocido por los miembros de la JNHTC que, conscientes de ello, han querido conciliar la exigencia de los datos necesarios para acreditar la veracidad del origen preciso de un trofeo –importante desde el punto de vista biológico– con la mayor discreción de su publicidad.
Una normativa más laxa se podría traducir en un incremento del número de homologaciones, pero daría alas al furtivismo. La JNHTC no puede ni debe reducir la exigencia de datos, pero tampoco el propietario de un trofeo debe temer por la publicidad de aquellos que afectan al origen del mismo. Y todo ello, por dos motivos. En primer lugar, la obligación para la Administración Pública de difusión de todos los datos que obran en sus registros –en virtud de la Ley 19/2013, de 9 de diciembre, de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno– contiene una lógica excepción respecto de aquellos datos amparados por la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal. Por tanto, la Junta no puede hacer pública –y las comisiones autonómicas de homologación tampoco deberían hacerlo– la ficha de medición de un trofeo o sus datos si el propietario no ha autorizado expresamente su difusión. Es decir: quien no desee que los datos de su trofeo se hagan públicos puede no autorizar su difusión al depositarlo para su homologación. En segundo lugar, la Orden AAA/1231/2013, de 1 de julio, por la que el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente regula el funcionamiento de la JNHTC, crea el Archivo Nacional de Trofeos de Caza, que «contendrá todas las mediciones de los trofeos de caza homologables a nivel nacional, así como el titular del trofeo y una referencia al lugar donde fue cazado». Asimismo, establece que la Junta deberá llevar al citado Archivo los datos mencionados relativos a todos los trofeos de su actual registro de homologaciones. De esta manera, la Junta podrá cumplir con la obligación de Transparencia sin la limitación de los datos de carácter personal, y al tiempo respetará la discreción del origen preciso de los trofeos para aquellos propietarios que deseen que así sea.

Creada por el estado

Quizá no sea tan conocido que la Junta Nacional de Homologación de Trofeos de Caza fue creada, en 1950, por el Ministerio de Agricultura como Junta Nacional de Homologación de Trofeos de Caza y Estadística Cinegética. Ello da idea clara de sus intenciones. El objetivo no era satisfacer egos o vanidades. No se trataba –ni se trata– tan sólo de premiar el mérito de quien fuera capaz de abatir el mejor trofeo, sino de conseguir la mayor cantidad posible de datos de los de todas las especies de mayor que se cazan en España.

Una ley que garantiza la privacidad

En conclusión, los datos que a partir de la citada Orden se consideran de acceso público serán –salvo que el propietario autorice la difusión de los completos de la ficha de homologación, incluyendo los de carácter personal– la puntuación del trofeo, el nombre de su propietario, el coto o lugar –pudiendo mencionar un lugar dentro de un acotado sin que deba figurar su nombre– y fecha en que fue cazado, la condición de terreno abierto o cerrado, la provincia y la comunidad. Así, el Archivo Nacional de Trofeos de Caza conseguirá conciliar la exigencia de todos los datos que acrediten lícitos antecedentes en la captura de un trofeo que deben facilitarse a la JNHTC con la también lícita voluntad de aquellos que deseen preservar la discreción del origen preciso del trofeo, evitando que se haga público el municipio o el nombre conocido del coto de procedencia. El resultado final será permitir y asegurar en años venideros el seguimiento de la evolución de los trofeos de caza mayor en España desde finales del siglo XIX como una herramienta de estudio más para preservar la riqueza y diversidad biológica de las especies cinegéticas.

¿Quieres homologar tus trofeos y aún no sabes cómo?

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Foto: Edu Pompa.

Si quieres homologar cualquiera de tus trofeos ‘medallables’, siempre que cumplan con los requisitos legalmente establecidos al efecto, antes debes solicitar una cita previa a través del correo electrónico [email protected]. No tardarás en recibir una respuesta en la que se te indicará en qué fecha deberás depositarlos en las dependencias de la JNHTC. En ese momento tendrás que facilitar tus datos, los del trofeo –fecha en que fue cazado, lugar y matrícula del coto, su condición de terreno abierto o cerrado…–.
Una vez los técnicos de la Junta hayan realizado la medición recibirás la correspondiente medalla acreditativa de su calificación, así como una etiqueta en la que constará el lugar y fecha en que fue abatido el animal, el nombre del propietario, la fecha de la homologación y los puntos obtenidos. Recuerda que la JNHTC no homologa trofeo ‘anormales’, como por ejemplo aquellos que hayan sufrido alguna modificación artificial en los elementos o partes que han de ser objeto de medición o los correspondientes a cérvidos y cráneos de carnívoros que se encuentren naturalizados. Ah, y si deseas homologar un trofeo de un cérvido, deberás esperar a que transcurran al menos 30 días desde su obtención. Todo ello, como hemos dicho, acreditando su procedencia. ¿Cuánto te costará? Nada, ¡homologar es totalmente gratuito! Si deseas más información puedes ponerte en contacto con la JNHTC a través del teléfono 91 276 06 30.

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