La bravura del jabalí es por todos los cazadores conocida y en Jara y Sedal hemos dado buena muestra de ello con lances trepidantes en los que los cochinos, en no pocas ocasiones, se han lanzado a por el cazador. En el caso que compartimos a continuación no ha sido un ser humano quien haya tenido que sufrir la tarascada del animal, sino un objeto tan contundente como la puerta metálica de una casa.
Un jabalí se ha colado en el interior de una parcela privada ubicada en una zona residencial de la que aún no ha trascendido su ubicación exacta después de, literalmente, derribara de un golpe la puerta de acceso. Las cámaras de seguridad de la vivienda grabaron cómo el animal propina un fuerte golpe contra la estructura metálica y logra derribar ésta en una imagen impactante.
La sobrepoblación de fauna silvestre y en especial de jabalíes en muchas zonas lleva a este tipo de situaciones. Lo más probable es que el animal se encontrase desorientado, se asustase con algún vehículo como el que puede verse en las imágenes y finalmente se golpease contra la puerta de la casa.
No es el único caso de un jabalí que siembra el caos en zonas residenciales. El pasado año recogíamos en nuestra web la noticia de otro cochino que había conseguido colarse en el jardín de una zona residencial en la localidad francesa de Sainte-Marie-la-Mer, situada en los Pirineos Orientales. Cuando uno de los vecinos llegaba a su casa tras pasear a su perro, se topó de frente con el animal, al que consiguió grabar con su teléfono móvil.
Otro jabalí que echó abajo la puerta de una casa y provocó daños por 6.000 euros
En marzo del pasado año algo acabó con la tranquilidad de un barrio residencial de las afueras de la pequeña ciudad alemana de Jagsthausen. Un jabalí asaltó una casa con el método de la patada en la puerta y se amotinó en el salón ante la incredulidad de su propietario. Aún en estado de shock, el hombre primero puso a salvo a su hijo. Después intentó expulsar al jabalí de su vivienda. Y lo consiguió. Al final, el animal huyó atravesando el jardín y se perdiéndose entre las casas de la urbanización, pero dejando tras de sí un rastro de destrucción.