Las terroríficas imágenes del animal cazado el pasado fin de semana por un joven abulense dan escalofríos.
5/6/2018 | Redacción JyS
¿Cómo puede sobrevivir un animal con semejante bulto en la cabeza? ¿Se trata de un tumor? ¿Una purulenta herida o contusión que ha adquirido enormes dimensiones?
Gonzalo Roca de Togores, quien el pasado sábado cazase este extraño corzo en un coto soriano, no ha encontrado a día de hoy respuesta a las anteriores preguntas.
Y es que después de dedicar tres días recechando «duendes» junto a su padre, ha cazado el que posiblemente es y será el corzo más raro de su vida.
«Había estado toda la mañana recechando sin localizar ningún macho y cuando iba a buscar a mi padre con el coche vi este en mitad de una siembra», nos cuenta.
«Estaba junto a una hembra y fruto del enorme bulto que tenía entre los ojos, ya que supongo que no veía bien, me dejó acercarme a una distancia de unos cien metros». Gonzalo no había visto nunca nada igual.
Al advertir aquella «pelota en la frente» se decidió a dispararlo. Pero cuando llegó hasta él la sorpresa fue mayúscula. «El animal desprendía un olor nauseabundo y el bulto estaba lleno de gusanos», relata el joven cazador de 21 años.
El trofeo del animal se encuentra en estos momentos en manos de un taxidermista amigo de la familia. Será él el encargado de limpiarlo, aunque por el momento tampoco ha podido dar ninguna información extra a Gonzalo.
«No fue el único trofeo raro»
Localizar este extraño ejemplar significaba para Gonzalo incrementar la lista de trofeos «fuera de lo común» que últimamente ha conseguido cazar. Sin ir más lejos, dos días antes conseguía abatir un corzo de ocho puntas tras un intenso rececho.
«Había recorrido dos transectos que solemos realizar en una zona querenciosa cuando al final del segundo vi un curioso macho entre unos espinos». Gonzalo advirtió una extraña punta o cuerna que le salía hacia atrás y esperó a que el animal se acercara a su posición.
«Yo me encontraba en la linde entre unos pinos y una siembra y él junto al monte», nos cuenta.
«Llegó a acercarse hasta unos 70 metros, momento en que pude dispararle antes de que se metiera en el monte», relata Gonzalo tras lo que añade: «Serían alrededor de las 8:30 horas de la mañana».
El monotiro calibre .243 Winchester que utiliza en los recechos de corzo hizo a la perfección su trabajo y al acercarse al animal descubrió que se trataba de un magnífico trofeo.
«Han sido tres días inolvidables», dice Gonzalo. Quien asegura estar disfrutando de una temporada de corzos «espectacular».
Sin duda marcará en el calendario la última semana de mayo de 2018 como una de las que le han deparado algunos de los mejores momentos tras los corzos de su vida. No es para menos.
