1. «Me cegaba el sol»
➜ LA ESCENA: Cazando en mano te viene esa perdiz revolada que ha levantado la punta: «¡Ahí te va! ¡Que te quita la gorra!». Te entra a huevo y la fallas.
➜ DESMONTADA: Que el sol te diera de cara te ha venido de perlas. «¡No la he visto bien!». Lo cierto es que no cuela. Es un pretexto que todos hemos utilizado alguna vez, tus compañeros también. Prepárate para el vacile que se van a traer en el almuerzo.
2. «Era muy pequeña, así que tiré para hacerla correr»
➜ LA ESCENA: Localizas la pieza, te encaras el arma, apuntas, disparas, fallas… y te quedas con cara de tonto cuando ves impotente cómo coge las de Villadiego.
➜ DESMONTADA: Te has precipitado y no has valorado correctamente la pieza. Gracias a Dios, has fallado y el único alivio que te queda es argumentar que era pequeña. Sin embargo, sabes perfectamente que ningún cazador que se precie ¡hace correr a una pieza a tiros!
3. «¡Tenía el seguro puesto!»
➜ LA ESCENA: Esa maldita perdiz jaleada por el resto de la cuadrilla cruza como un cohete entre dos olivos. Encaras la escopeta… pero no te da tiempo a disparar.
➜ DESMONTADA: Lo han visto todos y no te queda otra salida que disfrazar tu error tras este pretexto seguido de una homilía sobre la seguridad en la caza. No te engañes, has estado muy lento y la rapidez de esa patirroja te ha ganado la partida.
4. «¡Iba larga!»
➜ LA ESCENA: Pasa una paloma más allá de la estratosfera y, aun sabiendo que puedes dejarla pinchada, te aventuras a dispararla adelantando varios metros.
➜ DESMONTADA: La fallas, ¿o qué esperabas?, y además te atreves a justificarlo: «Iba larga». ¡Pues no haber tirado! Más de uno te mira mal. No hace falta que te recordemos que no llevas un cañón antiaéreo en las manos.
5. «¡Va pinchada»
➜ LA ESCENA: Te sale una perdiz de los pies y no aciertas con ninguno de los dos disparos que te ha dejado lanzarle.
➜ DESMONTADA: Argumentas que va pinchada. Sí, le has sacado cuatro plumas de la cola, pero se ha marchado con más salud que traía. Tus compañeros de cuadrilla saben muy bien que esa hoy no la vas a cobrar.
6. «No me ha picado el cartucho»
➜ LA ESCENA: Salta la pieza entre tu compañero y tú, encaras… y antes de que apretar el gatillo ya la ha bajado él.
➜ DESMONTADA: Sabes que no te ha dejado ni encarar. Ahora viene tu pretexto: abres la escopeta y con cara de estupefacción finges que el cartucho no ha picado. Asúmelo: te toca aguantar el vacile de tu compañero unos cuantos días. Te ha cortado el traje y te lo mereces.
7. «He fallado la liebre a propósito, es pronto y ese bicho pesa en el morral»
➜ LA ESCENA: Acabas de salir del coche tu perro cae en muestra. Se arranca la rabona por todo lo limpio y… pim, pam, pum, a criar.
➜ DESMONTADA: Es tan vieja que no se la cree ni el más novato. Si hubieras querido fallarla no le habrías soltado los tres tiros envolviéndola en una nube polvo… ni habrías puesto esa cara de haber pifiado el primer lance a tu perro.
8. «La gorra no me dejaba ver bien la perdiz»
➜ LA ESCENA: Se te arranca la perdiz y encaras. Descargas la escopeta pero tu objetivo se marcha como si nada.
➜ DESMONTADA: Llevas vistiendo la misma gorra desde que Tragacete cazaba con tirachinas. De hecho, muchos no te reconocerían sin ella. Ha crecido contigo. Y ahora te das cuenta de que la visera te molesta, que queda «demasiado baja» y no te deja «ver bien la banda». Tu coartada no hay por dónde cogerla.
9. «La he tirado por tirar, ni la había visto»
➜ LA ESCENA: Tus compañeros de cuadrilla te avisan: «¡Ahí te va!». Sabes que te va a entrar a huevo mientras todos miran esperando. Disparas y… ni la rozas.
➜ DESMONTADA: Ante el cachondeo general recurres a lo primero que se te pasa por la cabeza. No insistas, ya están llorando de risa. Las carcajadas se pueden escuchar tres cotos más allá. Te pudo la presión… y lo sabes. Toca agachar la cabeza.
10. «El conejo me ha salido tapado»
➜ LA ESCENA: Tu perro muestra en una mata y te acercas con sigilo, pero salta por el lado contrario y disparas. Y fallas.
➜ DESMONTADA: Dices que te ha salido tapado, que apenas tenías campo visión, que la mata se ha tragado el tiro, que… Así podrías estar todo el día, pero no convencerías a nadie. Ni a ti mismo.
11. «Se me ha metido algo en el ojo»
➜ LA ESCENA: Fallas estrepitósamente el tiro, pero aprovechas que el día está ventoso para montar tu coartada.
➜ DESMONTADA: Por mucho que te lo curres, a tus compañeros de cuadrilla no se la cuelas. Si algo te hubiera molestado la visión habrías desencarado el arma, pero no, has descargado el arma y la has fallado por todo lo limpio. Eres un paquete. Y también lo sabes.
12. «La perdiz me pilló desprevenido»
➜ LA ESCENA: La perdiz pasa muy rápido, demasiado: cuando te quieres echar la escopeta a la cara es un punto en el horizonte. Aun así disparas.
➜ DESMONTADA: Te justificas asegurando que en ese mismo momento estabas mirando para otro lado y, muy ufano, aseguras: «Si no, claro que la hubiera volcado». Ha sido mucho más rápida que tú y cuando has querido dispararle estaba en el coto vecino.
13. «Me ha dado miedo por los perros»
➜ LA ESCENA: Te echan el conejo y los perros salen corriendo tras él. Les separan unos metros. Suficientes. Disparas, pero se marcha con ellos detrás.
➜ DESMONTADA: Dices que te han estorbado los perros. «Mejor que se vaya, no sea que les de algún plomo». Y una leche. Estaban a diez metros. Muy atrás tenías que haberte dejado los tiros.
14. «No me hago a la escopeta»
➜ LA ESCENA: Presumes de ella. Es el último grito, la más avanzada del mercado. Tú, en cambio, eres el mismo que fallaba lance tras lance con aquella vieja superpuesta.
➜ DESMONTADA: Te escudas en este pretexto cada vez que se te arranca el conejo y te dejas los tiros atrás o fallas las perdices que te entran de pico. «No me encaro bien»… «El armero no debe de haberme ajustado bien la culata»… Vamos, que necesitas unas cuantas clases prácticas de tiro.
15. «Estos cartuchos abren (o cierran) mucho»
➜ LA ESCENA: La liebre salta de tus pies y emprende la huída surco adelante. La tapas. Se pierde sin oler un solo plomo.
➜ DESMONTADA: Lo mismo puede pasarte con un conejo o una perdiz a placer. La culpa se la llevan los cartuchos. Cierran mucho en ese caso. Si salen largos y fallas es que abren demasiado. El caso es no admitir que ha sido el indio, no la flecha.
16. «Justo al disparar ha hecho el regate»
➜ LA ESCENA: Disparas a un conejo, un zorzal y un paloma y fallas. En ese momento cambia el rumbo y se marcha con un corte de mangas.
➜ DESMONTADA: Dices que justo ha hecho un quiebro… pero el adelanto lo has realizado en otro dirección. ¿No será que ha hecho el meco cuando le han silbado los plomos por detrás? No pretendas maquillarlo. ¡Has fallado!
17. «El compañero estaba en línea»
➜ LA ESCENA: Los perros mueven un conejo y en ese momento se cruza por delante de uno de los integrantes de la mano.
➜ DESMONTADA: Tratas de convencer a todo el mundo de que salió en línea, de que cuando quisiste disparar ya iba largo, pero saben que podías haberlo volcado antes de llegar a la posición de tu compañero e incluso después. No le des más vueltas. Tuviste tu oportunidad… y la dejaste escapar.
18. «Me ha dado pena»
➜ LA ESCENA: Propia de quienes fallan los lances más fáciles, con la pieza a huevo.
➜ DESMONTADA: Dices que te invadió una irrefrenable sensación de lástima, pero con las que te has colgado antes ¡ni te lo pensaste!
19. «Se ha metido en la boca con las patas a rastra»
➜ LA ESCENA: Tus perros te echan el conejo, que pretende jugártela refugiándose bajo tierra. Tu forma de evitarlo: soltándole un par de tiros sin suerte ni tino.
➜ DESMONTADA: Hay bastantes probabilidades de que se haya marchado sin que le rozase un solo plomo. Aun así, te acercas a la madriguera y simulas que lo estás buscando antes de anunciar a tus compañeros que se ha metido pinchado.
20. «Ha caído por aquí, pero no la encuentro»
➜ LA ESCENA: Disparas a una perdiz que se esfuma entre la vegetación. Sabes que no le has dado, pero vas a buscarla e incluso la ‘rastreas’ con tu perro.
➜ DESMONTADA: «¡Creo que ha caído por aquí!», gritas a tus compañeros desde la distancia, pero no vuelves con ella. Tu capacidad de inventiva es tal que elucubras una explicación inverosímil: «Igual se ha escondido pinchada en la madriguera de un conejo». Tan poco creíble como tu excusa. Todos han visto que no le has descolocado una sola pluma