Lo que le pasó el pasado 18 de agosto al joven pescador albaceteño José Luis Luján Jiménez, natural de la localidad de Fuentealbilla, es una de las aventuras que jamás olvidará a lo largo de su vida. Aquella jornada, el joven partió desde su municipio hacia la provincia de Zaragoza en busca de grandes siluros junto a tres amigos más, Alonso, Juan José y Juan Antonio.
Cuando solamente llevaban unos pocos kilómetros de camino se les cruzó un jabalí en medio de la carretera y lo atropellaron, rompiéndole el animal la zona delantera del vehículo, incluido el radiador de éste. «No nos quedó otra que volvernos a Fuentealbilla a cambiar de coche y volver a Zaragoza con más ilusión si cabe», explica el pescador sobre un percance en esta zona, que sufre sobrepoblación de jabalí.
Tras el cambio del vehículo, retomaron la ruta de cuatro horas y media hasta la localidad de Escatrón, en la citada provincia aragonesa. Dispusieron todo lo preciso para la pesca del siluro, que realizaron con un equipo formado por carretes Virux y cañas Carpelan, cebaron el lugar y tocaba esperar. Aunque los días de relax pescando habían comenzado mal, las cosas podían tornar en cualquier momento…
Un siluro de 1,80 metros y 70 kilos de peso
La sorpresa llegó al día siguiente, cuando tras picarle una carpa y sacar otro siluro de mediano tamaño, de repente una de las cañas de José Luis comenzó a tirar: el protagonista de esta historia había picado el anzuelo. «Fue una pelea dura, como acostumbran estos siluros, duró unos diez minutos y está grabada en vídeo», explica el pescador a Jara y Sedal.
El pellet con aroma de sardina había surtido su efecto y el siluro proseguía la pelea hasta que, minutos más tarde, José Luis la ganó: «Fue satisfactorio porque, tras lo sucedido, me quedé tranquilo por dentro porque había merecido la pena el viaje», asegura.
Pesca un monstruoso siluro de más de 2,5 metros tras una lucha de 45 minutos
Nuestro seguidor aragonés David Bueno, de 38 años de edad –pescador desde los 8 años y cazador desde los 16- fue el encargado de capturar un enorme siluro de más de 2,50 metros de longitud en aguas del Ebro. Fue una jornada de pesca compartida con dos buenos amigos: Jesús Argiles y Dani Ibáñez. «Sin ellos no creo que hubiera sido posible sacarlo del agua», explica Bueno. Nos lo cuenta en este enlace.