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Esta es la estrategia ecologista para prohibir la caza de la perdiz roja en España

Una perdiz roja (Alectoris rufa). © Shutterstock

Durante los últimos años la actividad cinegética ha sufrido una serie de ataques anticaza en diferentes frentes con un único objetivo: acabar con ella. Como hacerlo de forma frontal y directa es prácticamente imposible, desde el mundo ecologista y animalista han trazado un plan para ir acabando con ella centrándose en atacar diferentes objetivos.

Este artículo es solo una parte de un amplio trabajo periodístico realizado por la redacción de Jara y Sedal en colaboración con las principales asociaciones del sector en el que mostramos quién está detrás de cada ataque, qué estrategia ha utilizado y qué ayuda se ha encontrado por el camino para llevarlo a cabo. Ayer hablábamos de la estrategia para prohibir la caza del conejo. Hoy es el turno de la perdiz roja (Alectoris rufa).

¿Quién ha diseñado el plan?

SEO/BirdLife y Unidas Podemos.

¿Quiénes son los ejecutores?

Comisión Europea y el actual Gobierno central.

Directiva Aves, Ley del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, Pacto Verde Europeo, Estrategia Europea de Biodiversidad y Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Perdiz roja. ©JyS

¿Cuál es el plan para prohibir la caza de la perdiz roja?

Europa, incapaz de afrontar los verdaderos poblemas

La perdiz roja, nuestra reina de la menor, no pasa por un buen momento, aunque sigue siendo estando presente y es abundante en muchas zonas de España, especialmente en la que se la cuida con esmero. Como la tórtola y la codorniz, se ha visto afectada por los cambios de usos en los hábitats agrícolas y, también, por la abundancia de predadores aéreos y terrestres que impiden que los perdigones sobrevivan. Y no debemos olvidarnos del mal uso de las sueltas de perdices de granja, que en muchos casos ha sido perjudicial para la salvaje –si bien han asegurado el desarrollo de la caza en muchas zonas del país–.

Un jabalí, una perdiz y un nido vacío. ©Shutterstock

Éramos pocos y parieron la Comisión Europea (CE) y algunas organizaciones de ‘conservación’ también europeas, al intentar catalogar el año pasado a la perdiz roja como especie  vulnerable, lo cual hubiera supuesto el fin de su caza. Ahora la CE, a través del conocido Comité NADEG, se pregunta si su aprovechamiento cinegético es perjudicial para la especie. 

No hay duda de que la perdiz roja ha ido a menos pero, como con la codorniz, no existe quórum sobre sus poblaciones, principalmente por las lagunas de información del programa de seguimiento de aves (SACRE) de SEO/BirdLife. Desde 2020 la especie está catalogada como especie casi amenazada, es decir, el peldaño anterior a ser especie vulnerable y no cazable. ¿Realmente esto vale para algo si no se pone remedio a la situación? ¿De qué sirven estas catalogaciones si no se tienen en cuenta a tantos cotos que mantienen sus poblaciones?

La Unión Europea reconoce, pero no remedia, el problema de la predación para tantas aves que ponen el nido en el suelo, tanto cinegéticas como no. ¿Por qué no se coge el toro por los cuernos? Las sueltas de perdices han causado muchos problemas de conservación, pero los últimos estudios nos dicen que la silvestre sigue existiendo en amplias áreas de nuestra geografía. ¿Por qué se quiere desviar la atención hacia las de granja cuando realmente el problema es que resulta muy difícil conservar las salvajes?

La respuesta de los cazadores: invesión, trabajo y ciencia

El abandono del mundo rural, la intensificación de la agricultura y el incremento de la predación han ocasionado un marcado declive de la perdiz roja, y las aves ligadas a los agrosistemas en general, desde los años 70. Para revertir esta tendencia nace RUFA (Red de Cotos Unidos por el Fomento de la Perdiz Roja y Aves Esteparias), un proyecto desarrollado desde la Fundación Artemisan en colaboración con la Real Federación Española de Caza y las diferentes federaciones territoriales.

Una iniciativa que tiene como objetivo recuperar las poblaciones de perdiz roja y resto de aves esteparias en España a través, principalmente, de dos acciones: la creación de una red de cotos y fincas demostrativas donde se implementan medidas de gestión agraria y cinegética cuya eficacia es ya conocida (compatibilizando la rentabilidad agraria y la conservación de la biodiversidad) y el establecimiento de grupos perdiceros (equipos de trabajo entre personas y entidades que están interesadas en conservar la perdiz roja y otras especies que comparten hábitats, para así expandir dichas medidas).

Desde que comenzó el proyecto RUFA se han puesto en marcha cotos demostrativos en las provincias de Álava, Albacete, Badajoz, Granada, Huesca, Málaga y Valencia, y ya existen tres grupos perdiceros activos en Extremadura, Andalucía y Castilla-La Mancha. A través de estas acciones se persigue que cualquier terreno de titularidad pública o privada pueda implementar medidas de gestión agraria y cinegética en beneficio de especies como la perdiz roja, fomentándose una nueva conciencia para el uso sostenible de los recursos agrarios y cinegéticos a través de la educación y formación.

       
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