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Dehesa: el descomunal documental sobre los dominios de toros, ciervos y linces que te enamorará

Ciervos en berrea. / Herminio M. Muñiz

Si eres un apasionado del medio natural y quieres conocer en profundidad uno de los paraísos que alberga la Península Ibérica, corre al cine porque vas a disfrutar como nunca. Dehesa nos traslada a la gran desconocida de la Península Ibérica. Encinas, alcornoques y quejigos dan forma al coto privado de los espectaculares linces ibéricos y donde las flores más bellas esconden a depredadores con camuflajes únicos y sorprendentes.

El protagonista indiscutible de esta película es el propio escenario: la dehesa. Un ecosistema exclusivo de la Península Ibérica donde habitan el lince y el águila imperial, dos animales que no existen en ningún otro lugar del mundo, son endémicas. Es un lugar poblado por el hombre y de fácil acceso, un acuerdo entre la naturaleza y los humanos, quienes con el paso de los años se vieron obligados a transformar el entorno y eliminar parte de la vegetación para conseguir así un perfecto aprovechamiento ganadero y agrícola.

El reto del equipo de la película fue entonces, conseguir enseñar este pedacito de nuestro monte de una manera diferente, como nunca antes se había filmado. Para ello se ha contado con sofisticados equipos de rodaje y un excelente equipo humano de filmación y de científicos y naturalistas que han trabajado de forma incansable durante más de dos años para conseguir las mejores y más espectaculares imágenes.

Escenas de alto valor

Las tomas más espectaculares tienen como actor principal al lince ibérico. El equipo de Gutiérrez Acha se apostó durante días en la boca de una cueva y la suerte estuvo de su lado: finalmente, las horas de tediosa espera se vieron recompensadas con la salida de una hembra y sus dos cachorros. Otros de los más buscados durante el rodaje fueron el águila imperial (endémica como el felino), una manada de toros bravos y una impresionante batalla de venados en plena berrea a cámara lenta que pone los pelos de punta.

Hablamos con el director de Dehesa, Joaquín Gutiérrez Acha

Joaquín G. Acha y Carlos de Hita durante un rodaje.

Guadalquivir, Cantábrico y ahora Dehesa. ¿Das por cerrada la trilogía o tienes algo más en mente?

José María Morales, el productor, lo había planteado como una trilogía, pero ya tenemos nuevos proyectos con RTVE y Movistar+. Estamos enamorados de la Península,  tiene mucho que ofrecernos, pero de momento no puedo decir nada.

Habéis conseguido unas fantásticas imágenes de una hembra de lince junto a su camada en la boca de una cueva. ¿Qué grado de dificultad tiene conseguir escenas de este tipo?

 Al final influye la suerte. Pasamos muchas horas esperando en el campo. A pesar de contar con una red de información que nos facilita el trabajo, se trata de situaciones imprevisibles, imposibles de planear.

¿Te ha quedado alguna espina clavada durante el rodaje, algo que no pudiste filmar?

Nos hubiera encantado poder grabar más tiempo a las águilas imperiales, pero aún así estoy muy satisfecho con el trabajo realizado.

En la cinta hemos echado de menos la presencia de la actividad cinegética, protagonista indispensable de este ecosistema.

 Estoy de acuerdo, pienso que es una actividad fundamental para su conservación. Es más, pudimos conseguir unas magníficas escenas de venados en berrea gracias a que estábamos filmando en una finca de caza. No tengo nada en contra de la caza, simplemente no era el objetivo ni tampoco la línea general de nuestras películas.

       
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