El animal híbrido es aproximadamente el doble de pesado que un coyote estándar, y sus grandes mandíbulas, patas más rápidas y cuerpo musculoso le hacen poder capturar mascotas y ganado.
07/01/2019 | Redacción JyS

El animal híbrido es aproximadamente el doble de pesado que un coyote estándar./ Foto: Forestwander.com

Una nueva especie animal que combina lobos, coyotes y perros evoluciona ante los ojos de los científicos en el este de los Estados Unidos, tal y como ha informado The Economist. La especie mestiza comenzó hace 200 años, cuando los colonos europeos llegaron al sur de Ontario y cazaron a un gran número de lobos que vivían allí, por lo que los lobos restantes se reprodujeron con otras especies similares como el coyote.
Tal y como afirman los investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, la descendencia resultante se ha llamado el coyote oriental o «coyolobo». «En los años veinte, coyotes del oeste fueron empujados hacia la región de los Grandes Lagos, donde se aparearon con lobos del este.
El resultado no fue una nueva especie sino, de acuerdo con análisis recientes de ADN, «un híbrido que es más un coyote que un lobo, con las destrezas callejeras del primero y las habilidades cazadoras del segundo», explica National Geographic.

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El animal híbrido es aproximadamente el doble de pesado que un coyote estándar, y sus grandes mandíbulas, patas más rápidas y cuerpo musculoso le permiten derribar incluso cervatillos. El «coyolobo» es un animal experto en cazar tanto en terreno abierto como en denso bosque.
En este híbrido, el ADN del coyote domina su composición genética. El animal se comunica a través de un aullido de lobo profundo que se transforma en sonidos agudos, como los de un coyote.
Dada su mezcla con razas de perro, algunos científicos piensan que el animal híbrido es capaz de adaptarse a la vida de la ciudad, algo que ni los coyotes ni los lobos han logrado hacer por sí mismos. De este modo, al «coyolobo» su ascendencia canina le permite tolerar a las personas y el ruido.
Su dieta le permite comer alimentos desechados, junto con roedores y mamíferos más pequeños, incluidos los gatos, de los que se pueden comer incluso el cráneo. Son, además, animales nocturnos.