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Caza un corzo en Guadalajara que sorprende a los cazadores por su inaudito trofeo

El joven cazador C.C. abatió, el pasado sábado 12 de septiembre en un coto de la provincia de Guadalajara, un rarísimo corzo con un curioso trofeo de diez puntas asimétricamente distribuidas y con un perlado espectacular. La primera luchadera de su cuerna derecha -tiene dos- sale pegada a la roseta y sin embargo la del lado contrario lo hace de manera vertical. En esta misma cuerna tiene una roseta descomunal aplastada a lo largo del cráneo. Se trata sin duda de un animal único que dará mucho que hablar entre los aficionados a la caza del duende del bosque.

El cazador, con el que ha hablado Jara y Sedal, explica que ha sido un corzo abatido con la orgánica Caza Sigüenza, sita en el municipio alcarreño y que gestiona varios cotos en los alrededores de la localidad tanto de corzo como de monterías. «Se trata de un corzo que no estaba controlado meses antes hasta tal punto que este animal fue avistado por otro cazador en un rececho unos días antes por la tarde. Como estaba en una zona difícil, decidieron no acudir al día siguiente y esperar una semana más, siendo yo el afortunado», señala el cazador.

José Moreno, uno de los miembros de la orgánica, comentó a C.C. que había un animal con un raro trofeo y éste se decidió por abatirlo. El pasado viernes por la tarde se fueron a la zona de monte y barrancos donde habían visto al ejemplar y, cuando se asomaron a uno de ellos, lo consiguieron ver a unos 240 metros aproximadamente. «Cuando nos fuimos a acercar, el corzo desapareció. No fuimos capaces de encontrarlo de nuevo… y la única explicación es que en el momento en el que andamos un poco, nos escuchó y se fue. Nos quedamos con ese mal sabor de boca», señala.

Repitieron suerte al día siguiente, pero con una estrategia distinta

Se fueron y, en la cena, plantearon la estrategia para cazarlo al día siguiente: le entraron con el viento de cara y fueron capaces de localizarlo no en la ladera donde lo habían visto en la tarde anterior, sino en la siguiente, situada dos barrancos más allá. Tuvieron la suerte de que el corzo estaba en la parte alta del lugar. Uno de los miembros de la orgánica se quedó dominando desde una roca los movimientos del corzo y el cazador le hizo la entrada atravesando un arroyo.

«El corzo seguía en el mismo sitio- Yo iba bastante exhausto por el tamaño del corzo y me tuve que tranquilizar», confiesa Carlos. Se armó de paciencia, cogió su rifle Blaser R8, apuntó al corzo a una distancia de 276 metros y acertó de lleno. «El corzo corrió diez metros ladera abajo y cayó. La alegría fue enorme. Cuando vimos el trofeo que portaba el animal, la alegría fue doble por lo que nos había costado conseguirlo”, concluye Carlos sobre este espectacular lance.

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