El ciclo reproductivo de las perras se divide en cuatro etapas: anoestro –periodo de reposo sexual–, proestro, estro y metaestro. En esta última, la hembra rechaza el coito después de superar las dos fases anteriores, que son las que se conocen como celo: el periodo durante el cual se muestra receptiva con los machos.
El proestro es la primera fase del celo. Su duración es variable –con una media de unos nueve días–, y se caracteriza por la tumefacción de la vulva con sangrado –que puede ser variable en cuanto a cantidad– y la emisión frecuente de orina con el objetivo de diseminar las feromonas –olores– que atraerán a los machos. En esta fase, la perra ‘avisa’ a todos los machos de la zona de que en unos días se mostrará receptiva. A pesar de que busca la presencia de éstos no acepta la cubrición y, aunque se ‘insinúe’, se revolverá y morderá a todo aquel que intente montarla.
El estro es el celo propiamente dicho. Su duración también es variable –entre cuatro y siete días–, y durante este tiempo la perra ‘mancha’ menos –con fluidos de color rosado–. En esta fase, en la que nuestro animal acepta la monta de un macho, se produce la ovulación, por lo que es un periodo de suma importancia para la reproducción. Tendremos que tener cuidado, ya que las perras –incluso las más obedientes– tienden a escaparse en busca de los machos.
¿Cómo saber cuál es el mejor momento para que una perra se quede preñada?
Cómo hemos dicho, el celo dura en total entre tres y cuatro semanas. Sus síntomas no son evidentes en todas las perras, por lo que en muchas ocasiones es necesario utilizar métodos especiales para determinar el momento idóneo de la cubrición. Éste debe coincidir con el momento de la ovulación para que la monta tenga las máximas posibilidades de éxito. Existen tres métodos útiles para detectarlo:
Método tradicional
Consiste en observar las indicaciones de conducta, dilatación vulvar y sangrado de la perra. Cuando está receptiva, al descubrir las intenciones de monta del macho se quedará inmóvil levantando la vulva, que alcanza así su máxima dilatación, y apartará el rabo de una forma muy característica. Durante siglos ha sido el único método de que se disponía para determinar el momento del acoplamiento; una persona con experiencia puede acertar con mucha precisión.
Citología vaginal
Es un método sencillo y muy eficiente por el cual el veterinario puede determinar no sólo la ovulación, sino el momento del ciclo en que se encuentra el animal. Consiste en analizar las células de la mucosa vaginal a través del microscopio. Éstas cambian a medida que avanza el celo y así se obtiene una valiosa información tanto del ciclo como de posibles enfermedades que puedan repercutir en la monta –como infecciones o tumores–. Combinando los métodos de observación de conducta y síntomas externos –’método tradicional’– con la citología vaginal las garantías de hacer coincidir el acoplamiento con la ovulación son casi del 100%.
Medición de niveles de hormonas en sangre
Es el método más exacto de todos. Consiste en medir los niveles en sangre de la hormona de la progesterona, que aumenta en el momento de la ovulación. Con este test se determina con total exactitud el momento de la ovulación en aproximadamente 40 minutos.
Los tres métodos son muy útiles y los podemos emplear por separado o combinándolos. Tu veterinario te orientará acerca de cuál es el más indicado en cada caso.