Icono del sitio Revista Jara y Sedal

¿Cómo evitar que mi perro de caza coja miedo a los disparos?

Perro de caza. © Shutterstock

Por Víctor Esandi

El miedo a los disparos es por desgracia uno de los problemas más comunes y a la vez más graves con los que nos solemos encontrar los cazadores. Lo primero que debemos tener muy claro es que ningún perro nace con ese miedo: somos nosotros los que se lo creamos. Y no, no se debe a que los tiros les provoca dolor por una malformación en su oído: es una creencia popular muy extendida pero falsa. La forma de evitar este grave problema será siempre la prevención. Os cuento cómo conseguirlo.

Un disparo, en sí, es un sonido neutro, es decir, no es ni malo ni bueno, pero al ser potente y sorpresivo es muy fácil que nuestro compañero se asuste y, por tanto, lo asocie a algo malo. Una habituación positiva sería la mejor forma de crear una buena asociación a las detonaciones.

Comenzar su asociación positiva desde cachorro

En la fase de cachorro, cuando empieza ya a comer por su cuenta, antes de llevarle la comida y a cierta distancia, haremos una detonación con una detonadora e inmediatamente después le ponemos su plato. Así, en poco tiempo, entenderá que la detonación es el anuncio de la llegada de la comida. El tiro, que en principio era neutro, pasa a ser algo positivo, ya que siempre va acompañado de cosas buenas (este sistema de premio lo utilizaremos en distintas acciones, por ejemplo cuando vamos a sacarle a pasear de la correa).

Para exponerle al primer tiro en acción de caza nuestro peor enemigo son las prisas: solemos ponerle algo de caza y automáticamente ‘matársela’. Esta acción que hacemos sin pensar en las consecuencias será siempre la culpable de que cojan miedo a los disparos.

Mi consejo es que le saquéis varios días a trabajar con piezas pero sin escopeta para que descubra la caza sin introducir factores que puede asociar a algo negativo, como puede ser el tiro: le ayudará, junto con la huida de las piezas, a practicar y consolidar una buena muestra e impulsará su motivación en la caza y su instinto predatorio.

Por último, el disparo

Después llegará el momento del disparo: en este punto debemos tener en cuenta, primero, que ha realizado una buena muestra, que está persiguiendo y mantiene a la vista la pieza y una buena distancia entre nosotros y él; si es posible abatir la pieza, al oír la detonación, más o menos lejana, no le dará demasiado importancia ya que estará totalmente concentrado en la persecución. Si, además, acto seguido ve caer la pieza, empezará a asociar el tiro con su cobro y, por consiguiente, el disparo pasará a ser un estímulo positivo.

       
Salir de la versión móvil