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Cómo buscar (y encontrar) un buen coto de caza para la media veda

Cazador en media veda. © Ángel Vidal

En general, los cotos de media veda suelen ser de codorniz o de palomas y tórtolas en exclusiva. Qué podemos encontrar en ellos lo sabremos en función de los cultivos o la existencia de zonas de transición entre manchas de monte y sembrados.

¿Qué debe tener un buen coto de codorniz?

En el caso de los de codornices, los mejores candidatos a ser nuestro próximo coto serán los que posean variedad de hábitats con diferentes siembras, algunas manchas de monte y, por supuesto, ribazos y lindes. Echaremos un vistazo a la evolución de las siembras, ya que estas aves crían en las cebadas para después pasar a los trigos, que se recogen más tarde, y de ahí a los girasoles y perdidos.

Buscaremos además aquellas siembras donde tras la cosecha se hayan dejado más hileras de paja y ofrezcan fácil huida hacía pequeñas manchas de monte, desde donde al caer la tarde se descolgarán en vuelo hacia esos mismos rastrojos. En las horas más calurosas pasearemos por las lindes de las siembras y ribazos, donde las encontraremos al amparo de la sombra y ocultas de la amenaza de sus predadores.

Así debe ser el coto de paloma y tórtola

Para la caza de palomas y tórtolas (estas últimas están vedadas en nuestro país por el momento) hay que recorrer el terreno colindante al coto candidato a las horas a las que vamos a colocar nuestro puesto u organizar nuestras tiradas: estas especies tienen unas costumbres muy fijas y suelen elegir zonas de paso con características muy concretas que, además, se repiten año tras año.

Los movimientos habituales en los cotos palomeros serán de salida al alba desde los dormideros en busca de comida y, por la tarde, de recogida de los comederos. A estas horas fíjate en la orografía, ya que prefieren los valles de los ríos para pasar de una a otra o para cruzar cordilleras más o menos altas. En este caso tenemos que fijarnos en las zonas de paso, es decir, si el coto dispone de encinares donde van a dormir o humedales donde beber tras comer, ya que también son regulares en su acceso al agua.

Puesto de caza de paloma torcaz en media veda camuflado con elementos del terreno. © Edu Pompa

Fíjate en quién explota las cosechas

En media veda las especies cinegéticas dependen de las zonas agrícolas para su alimentación y refugio. Si el coto posee una parte agrícola debemos preguntar si es su titular quien la aprovecha o, por el contrario, está arrendada a algún agricultor de la zona a largo plazo. En este último caso sería más fácil poner en práctica medidas en común que si el aprovechamiento lo lleva a cabo una empresa de servicios, ya que ésta difícilmente va a permitir no maximizar su beneficio a costa de cualquier otra cuestión.

En todo caso, tenemos que poner todo de nuestra parte para llegar a acuerdos que conlleven un beneficio mutuo, como, por ejemplo, retrasar la época de cosecha, dejar zonas sin segar junto a los límites de las parcelas, mantener puntos de agua en el caso de aprovechamiento ganadero…

Por cierto, recuerda que los agricultores son una gran fuente de información, ya que son ellos quienes pasan gran parte de su tiempo en el campo y, por tanto, conocen mejor que nadie cuáles son los pasos de las torcaces y las zonas querenciosas para la codorniz.

Pregunta cómo fueron las temporadas anteriores

Acércate al pueblo más cercano y pregunta quién llevaba la caza en temporadas anteriores. Si estaba arrendado a sus vecinos, bastará con acudir a la sociedad de cazadores para que nos cuenten resultados de temporadas anteriores, cuánto pagaron por el arriendo, por qué ya no continúan con él, si los cotos colindantes respetan las lindes o cortan los pasos…

 ¿Qué gestión se ha llevado a cabo en el coto?

Un coto bien gestionado crea las condiciones para que las especies encuentren cierta querencia por la tranquilidad y zonas de refugio que puede ofrecer. Las alternativas serían auténticos páramos recién cosechados con poco atractivo para las especies migratorias. Por tanto, después de comprobar los antecedentes es importante dar una vuelta con el propietario para conocer si lleva a cabo algún tipo de gestión. La preparación de siembras que gustan a la tórtola y codorniz, como los trigos o las pipas de girasol, la cosecha tardía para ofrecer refugio a las africanas o la disposición y mantenimiento de puntos de agua en un momento de escasez en el medio suelen ser puntos a favor. Es fundamental comprobar con nuestros propios ojos que es cierto lo que nos cuentan para que las palabras no se las lleve el viento.  

Exige el plan técnico

El plan técnico correspondientemente aprobado nos ofrece todos los datos sobre la titularidad del coto, su superficie, los aprovechamientos e infraestructuras así como las especies y modalidades cuya caza está autorizada, su cupo por jornada y temporada y las jornadas hábiles y número de cazadores en cada una de ellas. Así sabremos si podemos cazar en grupo y organizar tiradas o será más conveniente cazar en mano durante más días. Por último, otro aspecto que muchas veces no tenemos en cuenta es que puede que se permita la caza de tórtolas y torcaces y no de codornices o viceversa. Ojo con esto: que no te den gato por liebre.

Firma un contrato de larga duración

Si arrendamos el coto por un solo año será difícil pensar en otra cosa más que en cazar. Por el contrario, si la perspectiva es a largo plazo, en el mismo contrato podemos establecer las mejoras que queremos realizar para beneficio de la fauna, así como negociar que ese gasto se pueda compartir o restar de la renta anual. La media veda es una época corta en el tiempo que se ve muy influenciada por la gestión anual que se haya realizado en el acotado, por lo que disponer de tiempo para planificarla y coordinarse con los vecinos y agricultores nos puede ayudar a conseguir unas perchas más nutridas durante el verano.

       
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