Lluvia, tormenta, frío o calor extremo… hay situaciones en las que la climatología no invita a pescar y la mayoría de los aficionados optan por no salir al campo. No te dejes engañar por esa climatología adversa: puede ser tu gran aliada si sabes cómo aprovecharla…
07/01/2015 | Juan Carlos García / JyS
Lluvia: te lo pone más fácil
La lluvia siempre va a afectar de manera positiva en el comportamiento de los peces. ¿De qué manera? Nos ayudará a que nuestros señuelos se vean más naturales y pasar más desapercibidos, una cierta turbiedad del agua mejora esas condiciones.
¿Hay tormenta? estás de suerte…
¿Quién no ha vivido una jornada memorable después de una tormenta? Pues sí amigos, esta lluvia, o incluso granizo, hace que las orillas se erosionen y se mueva el fondo. Esto se traduce en una dosis extra de comida que los peces no pasarán por alto, su actividad será más que notable y entrarán con mayor avidez a nuestro engaño.
Importante: con tormenta no debéis pescar, la cañas están fabricadas en carbono, que es un magnífico conductor de la electricidad y un imán para los rayos. No os la juguéis.
¿Y si hace frío?: búscalos en las profundidades
Yo apuesto que hay que salir a pescar tanto con frío como con calor, pero fijándonos muy bien en el tiempo que nos va a hacer. Con el frío, los peces se aletargan hasta tal punto de «enterrarse» en el lecho del río o embalse, su ritmo biológico desciende y es en periodos cortos del día donde se desplazan para buscar alimento. No desperdiciéis buscarlos en zonas profundas donde el agua esté algo más caliente, en aquellas zonas de resguardo donde el alimento les venga casi de forma directa a la boca.
Calor extremo: lanza en rincones fresquitos
Con el calor la pesca suele estar más activa, aunque también puede influir de forma negativa en su comportamiento. ¿Cuándo se produce esto? Si el calor es extremo, los peces buscarán zonas frescas y escondites difíciles de pescar. En las horas centrales del día, cuando el sol está más perpendicular, las posibilidades de éxito se reducen, de ahí que los mejores momentos para la pesca en verano sean las primeras horas del día y las últimas. Buscad zonas sombrías, árboles o rocas donde la cobertura sea mayor, así como lugares donde el viento sople y pueda mover la capa superficial del agua dando una mayor oxigenación a ésta.