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Cómo adiestrar a un perro de sangre para la caza

El teckel es un extraordinario perro de sangre. ©Shutterstock


Por Luis Manuel Jara Rolle

Por fin tenemos el cachorro en casa, tras mucho buscar, preguntar y alcanzar el consenso familiar ha llegado el momento y ya está con nosotros el nuevo miembro de la familia. Ahora, quieres darle la mejor educación para que se convierta en el compañero de caza ideal, pero surje la gran pregunta: ¿Cómo adiestrar a un perro de rastro? Los expertos de la Asociación Española del Perro de Sangre responden.

¿Cuándo empezar a adiestrar un perro de rastro?

La pregunta que con frecuencia nos hacemos es ¿cuándo empiezo a adiestrar a un perro de rastro? Mi respuesta siempre es la mima, ¡cuanto antes! Desde el primer momento podemos empezar a familiarizar al cachorro con las situaciones que más adelante se encontrará. Pero de tal forma que para él sea un juego interesante.

Al comenzar el entrenamiento propio del rastreo, hay que insistir en algo que con frecuencia obviamos y que es necesario para poder progresar posteriormente: la obediencia básica. A la vez que comenzamos con el entrenamiento (en esta fase mejor denominado como juego) debemos enseñarle los comandos básicos que serían luego necesarios tales como: aquí, ven, sienta, echa y sobre todo el más importante: no.

Por otro lado debemos hacer que el perro socialice correctamente y que sea equilibrado. Un perro nervioso o con miedo difícilmente podrá concentrarse en un rastreo cuando sea adulto. Continuando con el entrenamiento/juego, en esta fase podemos, desde el primer día jugar con el cachorro dejando pequeños rastros de comida, de tal forma que él vaya siguiendo cada bola de pienso que dejamos.
 

Primeros pasos: la caña de estímulos

Foto: Luis Manuel Jara Rolle


Es esta fase y antes de continuar, quiero destacar dos puntos que considero importantes: Uno de ellos es lo que denominamos «caña de estímulo». Es un aparato muy sencillo de realizar: solo hace falta un palo largo al que uniremos una cuerda y al final ataremos un rollo de piel que deberemos haber salado y secado previamente.

Con la caña de estímulo debemos jugar con el cachorro a diario, no durante mucho tiempo, el necesario para despertar sus instintos; y muy importante, siempre finalizar antes de que el cachorro pierda el interés por morder la piel.

Este ejercicio no solo despierta su interés si no que ayuda a su desarrollo físico, ya que fortalece su musculatura con los saltos, (en el caso de los Teckel, dada su morfología, es aconsejable realizar este ejercicio evitando que salte).
 

Evita los contactos con rastros reales

Cuanto más adelante desarrollemos un entrenamiento más específico comprobaremos como estos ejercicios han sido muy útiles. El otro aspecto a destacar al que me refería antes, es evitar el contacto con rastros reales antes de que el cachorro esté completamente preparado.

Este es un error muy frecuente que cometemos, pues las prisas nos llevan a intentar un rastro real cuando el cachorro no está suficientemente preparado. Esto solo puede producir dos cosas: o una frustración en el perro porque no ha alcanzado un objetivo, o de hacerlo, una falta de interés por continuar los entrenamientos con rastros artificiales.
 

El rastro real mejor que el artificial

Debemos tener en cuenta que un rastro real es mucho más completo que uno artificial marcado solo con patas y sangre.

Foto: Luis Manuel Jara Rolle


En uno real encontramos saliva, sangre, pelos, sudor, orina, excrementos, y puede ser que el perro no quiera volver a tomar los artificiales porque no le llamen la atención. Se puede solucionar, pero costaría trabajo.
Por ello es mejor armarnos de paciencia y realizar un entrenamiento pausado y seguro, que nos dejara mejores y mayores satisfacciones en el futuro.
 

Cómo debe ser el entrenamiento

Continuando con el entrenamiento, debemos también aprovechar para acostumbrar a nuestro perro a las detonaciones. Si el criador al que se lo hemos comprado es profesional, ya habrá adelantado parte del trabajo que nosotros podemos continuar. Esto es relativamente sencillo y no debería ocuparnos demasiado tiempo. Yo recomiendo realizar pequeños ruidos en casa, a la vez que se acompaña y acaricia al cachorro.

Posteriormente, sería aconsejable que acudiésemos con nuestro perro a algún campo de tiro próximo a nuestra localidad y allí, con el perro todavía dentro de nuestro vehículo, comencemos por abrir las ventanillas y viendo cómo reacciona, irnos aproximando, poco a poco hacia la zona de las detonaciones, hasta que comprobemos que nuestro perro no experimenta ninguna reacción a las detonaciones.

Foto: Luis Manuel Jara Rolle


En cuanto a los rastros iniciales realizados con comida, poco a poco debemos ir ampliando la distancia y el tiempo según el cachorro vaya progresando, podemos realizar un pequeño arrastre con una piel fina, realizando un goteo con sangre, trozos de hígado, etc. y siempre, siempre premiando al final del rastro con comida y efusivas y numerosas caricias con el fin de que el perro sea consciente de que eso es lo que esperamos de él.
 

Errores frecuentes

Un error frecuente que se comete al adiestrar un perro de sangre es empujar a los cachorros a que muerdan en la junta de carnes de las monterías. Es cierto que un cachorro, cuanto antes tome contacto con las piezas de caza, mejor pero un lugar encharcado de sangre, con un montón de reses evisceradas no es el lugar más aconsejable para que el cachorro tome contacto.

Es más aconsejable dejar que él solo se acerque a alguna pieza que hayamos abatido, y que poco a poco, sin presión, tome contacto con ella.
Al fin y al cabo, no olvidemos que lo que queremos conseguir es un perro de rastro, no un perro de agarre.
 

Tu mejor aliado, la paciencia

Por último, en esa fase, solo queda recomendar paciencia. No esperemos conseguir grandes resultados en poco tiempo, simplemente porque no es posible. Jean Guy Gendras, Conductor Acreditado de la UNUCR, considera que un perro no está preparado para afrontar una prueba de 24 horas hasta que no ha realizado con solvencia y seguridad al menos 40 rastreos.

Al igual que no hay dos humanos iguales no hay dos cachorros iguales y cada uno evolucionamos de una forma distinta. Sed perseverantes en la enseñanza porque sin duda vuestro cachorro recompensara con creces el esfuerzo. Podéis estar seguros de ello.
 

       
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