En los últimos años, China ha visto florecer un nuevo modelo de negocio: la cría de perdices. Aunque a primera vista puede parecer una actividad tradicional vinculada al consumo, la realidad va mucho más allá. Las explotaciones especializadas en esta especie han crecido a un ritmo notable, impulsadas por diversos factores económicos, ecológicos y culturales que explican su auge.

Una publicación reciente del perfil de Instagram @engormix, especializado en contenidos ganaderos, ha arrojado luz sobre los entresijos de esta práctica en auge. En su vídeo, se muestran distintas fases del proceso: desde la recogida y limpieza de huevos cuidadosamente seleccionados, hasta su paso por incubadoras y, finalmente, el crecimiento de los pollos en entornos controlados.

A partir de ahí, las aves se desarrollan bien en jaulas especializadas o directamente al aire libre, en función del destino que les espera. Parte de ellas está destinada a consumo, pero otra se libera en espacios naturales como parte de programas de repoblación.

Mucho más que carne y huevos

Los impulsores de esta industria insisten en que no se trata solo de aprovechar la carne y los huevos. Según explican en el vídeo, la carne de perdiz es muy apreciada por su sabor delicado, y forma parte de numerosas recetas tanto tradicionales como de alta cocina. Además, sus huevos, ricos en nutrientes, se han popularizado como producto saludable en todo tipo de menús.

Pero la rentabilidad del negocio no termina en el ámbito alimentario. Las plumas de perdiz tienen un notable valor ornamental en la cultura china. Se utilizan para crear adornos y artesanías, añadiendo un componente estético que incrementa su valor de mercado.

Conservación y desarrollo rural

Uno de los aspectos más destacados es la vertiente ecológica del negocio. «La crianza de perdices en China también contribuye a la conservación de algunas de sus especies y al desarrollo económico de las comunidades rurales», señalan desde el vídeo. Esto se debe, entre otras razones, a que parte de los ejemplares criados se sueltan en hábitats naturales, favoreciendo la sostenibilidad y la biodiversidad.


Un cazador está cazando la perdiz con reclamo cuando un visitante inesperado le da una sorpresa


Este modelo permite no solo mantener equilibradas ciertas poblaciones salvajes, sino también generar empleo y dinamizar zonas rurales. «Todo ello contribuye al equilibrio económico y de conservación ambiental», concluyen en el vídeo.

Así, China ha sabido transformar una actividad aparentemente modesta en una estrategia multifuncional que combina rentabilidad, tradición, sostenibilidad y desarrollo comunitario. Un ejemplo más de cómo los usos ganaderos pueden evolucionar con visión de futuro.

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