Perdiz con extraño plumaje abatida en Sevilla. / Foto: Vicente Bueno.
La fauna salvaje nunca deja de sorprender incluso a las personas que más tiempo pasan entre ella. Comportamiento, aspecto… nunca es igual entre un ejemplar y otro. Si a esto le añadimos anomalías genéticas, se producen casos como el que os mostramos a continuación.
Todo ocurrió el pasado domingo tres de diciembre en el municipio sevillano de El Coronil. Allí, Vicente Bueno se encontraba cazando perdices con sus bretones junto a la habitual cuadrilla. En uno de los lances, según ha contado el protagonista a jaraysedal.es, uno de los perros cayó en muestra en un arroyo hacia el que había volado un bando momentos antes. Eran las 11:30 de la mañana.
El cazador logró hacerse con un ejemplar pero la sorpresa llegó cuando su perro cobró la pieza. Al cogerla, Bueno detectó que la perdiz presentaba una pigmentación rara en sus plumas, nada habitual. Lo que ha calificado como «un capricho de la naturaleza».
Según relata Bueno, tanto en su coto como en los colindantes no se tiene constancia de ninguna repoblación, por lo que según ellos la posibilidad de hibridación con perdiz de granja es muy baja.
Jaraysedal.es ha contactado con el Doctor en veterinaria de Ciencia y Caza Carlos Díez, quien ha explicado que «podría ser un híbrido», pero añade que sería extraño pues el patrón de plumaje que presenta esta perdiz no coincide con ninguno conocido.
Finalmente la teoría que más casa con el caso, según Díez, sería «algún problema en la muda» ya que explica que las plumas de las alas «tienen el aspecto de las de un juvenil, mientras que en el resto del cuerpo a pesar de que falta el barreado, tiene más aspecto de adulta». «Es como si por algún motivo se hubiera quedado a media muda», añade Díez, quien para terminar asegura que lo más probable es que este problema se asocie a una posible mutación genética.
Además, Jesús Duarte, un experto biólogo, ha explicado a Jaraysedal.es que existen al menos dos estudios sobre la pérdida de pigmentación de las perdices y su relación con la alimentación de estas.
Tanto el primero, elaborado en 2008 por expertos del IREC como el segundo de 2016, elaborado por expertos de distintos organismos, explican que tanto la falta de carotenos en la dieta de las perdices como algunos problemas metabólicos relacionados con la oxidación de los pigmentos se traducen en esa falta de tonalidad en los colores rojos de patas, anillo ocular y plumaje.
Así pues, Duarte afirma que evolutivamente estos pájaros «deben tener menos éxito reproductivo al ser menos atractivos» y explica que «probablemente también tengan otros defectos».