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Cazan 62 jabalíes en una batida en abierto en Huesca: «Parecía una tirada de zorzales»

Imagen de los cazadores con los jabalíes capturados.

Hay tipos con suerte y luego está Adrián Fernández. Este joven catalán ha narrado a la redacción de Jara y Sedal cómo se hizo el pasado fin de semana con cuatro jabalíes en una batida en abierto en las cercanías de Calasanz, un municipio oscense integrado en la localidad de Peralta de Calasanz, en la comarca de La Litera. La batida fue organizada por la célebre colla de Arén.

El primer (y enorme) jabalí de la mañana

La mañana comenzó bien para él. Poco después de llegar a su puesto, el joven escuchó disparar a su vecino de puesto, quien avisó por radio de que un gran jabalí bajaba en su dirección: «Al poco, lo vi correr por la falda de enfrente a más de 200 metros, donde se paró un buen rato a escuchar. Empezó a bajar la falda y se dirigía a unos campos donde estaba un compañero y mi padre, así que les dije por la emisora que no le disparaba y lo dejaba bajar, que les tenía que salir a ellos», relata Fernández.

Adrián junto al gran jabalí que abatió.

Mientras tanto, el joven iba observando cómo descendía y se iba parando para ventear y a escuchar, hasta que dejó de verlo porque ya se perdió bajo el viso: «A los pocos segundos lo volví a ver y, esta vez sí que cogió dirección hacia donde yo estaba, momento en el que decidí sacar el teléfono y grabarlo unos segundos antes de efectuar el disparo», sigue relatando Fernández.

Adrián dejó que se acercara hasta que vio el momento oportuno de apretar el gatillo en una de las paradas que hizo, abatiéndolo de un certero disparo en la cabeza: «La sorpresa fue al llegar a él me di cuenta del enorme trofeo que tenía», relata el cazador.

El plantel final.

Otros tres jabalíes que abatió

Cuando terminó la montería, fueron a batir otra mancha de monte, y apenas les dio tiempo a llegar a las posturas cuando ya corrían jabalíes por todos lados: «Salían animales hasta de debajo de las piedras. Parecía una tirada de zorzales. Además, las ladras hacían temblar las montañas», relata emocionado el joven. Finalmente pude hacerse con tres jabalíes más.

       
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