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Los cazadores españoles son el colectivo que más dinero gasta en conservar la naturaleza: 290 millones

Pedro Ampuero, colaborador de Jara y Sedal y uno de los cazadores españoles más reconocidos.

Hace cuatro años fue presentado en Madrid un estudio elaborado por Deloitte para la Fundación Artemisan en el que se analiza el impacto económico y social de la caza en España. Se trata del primer gran estudio realizado sobre la materia y las conclusiones obtenidas sacan a la luz la importancia de la actividad cinegética en la economía y el medio ambiente de España.

Este trabajo da respuesta a una pregunta que no se había analizado hasta la fecha con datos reales ¿Cuánto dinero genera la caza en España? Gracias a él ahora sabemos que la caza genera 6.475 millones de euros en España y emplea a 187.000 personas –más incluso que el sector de la automoción–. Pero el estudio también arroja otros datos hasta ahora desconocidos.

Como que el de que los cazadores son el colectivo que más dinero invierte en conservación de la naturaleza en España, después de las administraciones públicas. Concretamente 287 millones de euros anuales, de los cuales se beneficia toda la biodiversidad.

El análisis realizado por Deloitte también se hace la siguiente pregunta: ¿Cuánto dinero invierten los cazadores españoles en la conservación de la naturaleza? El trabajo descubre que el 36% de los titulares de cotos y el 46% de los organizadores profesionales de caza que gestionan terrenos cinegéticos en España invierten recursos económicos en el mantenimiento de sus cotos de caza En total, destinan 230 millones de euros a repoblaciones y otras inversiones de conservación medioambiental y 54 millones de euros al mantenimiento y adecuación de accesos, pantanos, podas, mejora del monte y cortafuegos.

¿Cómo contribuyen los cazadores a la conservación de la naturaleza?

Según publica el estudio de Fundación Artemisan, las labores que los cazadores desarrollan en favor de la biodiversidad española se dividen en varios aspectos. En primer lugar está su contribución a la conservación de los espacios forestales y vegetales, realizando podas, desbroces, plantaciones y protección de la vegetación para garantizar el crecimiento de los árboles.

También contribuyen al mantenimiento de bosques de alto valor ecológico, destacando la Dehesa, que es un sistema agrosilvopastoral típico de la Península Ibérica.

Por otro lado realizan reforestaciones y llevan a cabo tratamientos selvícolas que ayudan a fomentar especies más interesantes como la encina y el matorral noble, eliminando especies alóctonas y manteniendo densidades adecuadas de herbívoros. En épocas de escasez de alimento aportan comida a las especies cinegéticas evitando que estas acaben con la vegetación de la zona.

Por otro lado realizan una labor de prevención contra incendios de un valor incalculable, manteniendo cortafuegos, caminos y pistas forestales, y de vigilancia, gracias a sus servicios de guardería. Por otro lado instalan charcas y puntos de agua que sirven para apagar los incendios, una vez producidos.

Estos puntos de agua, además, sirven para ayudar a toda la fauna de la zona, tanto cinegética como no cinegética. Estas charcas sirven para que especies anfibias críen, manteniendo la biodiversidad.

Perdiz en un bebedero instalado por cazadores. /JDG

«Los Parques Nacionales eran cotos de caza»

El estudio de Fundación Artemisan recuerda que la caza bien gestionada puede ser muy positiva para el mantenimiento y conservación de las zonas rurales y los cazadores y gestores de cotos pueden ser custodios del territorio, convirtiéndose en piezas clave para la conservación de los ecosistemas.

En este apartado se trata de poner en valor su contribución al cuidado del entorno y medio rural, así como a la conservación de hábitats naturales.

«Muchos Parques Nacionales y la mayoría de espacios protegidos actuales en España fueron, en sus orígenes, cotos de caza. Por lo tanto, el aprovechamiento sostenible de especies cinegéticas y su cuidado han contribuido a que lugares de un alto valor ecológico hayan llegado a nuestros días», recuerda el estudio.

Y enumera: «es el caso del Parque Nacional de Picos de Europa (Asturias, Castilla y León y Cantabria), Parque Regional de la Sierra de Gredos (Ávila), Parque Nacional de Doñana (Andalucía), Monfragüe (Cáceres), Cabañeros (Ciudad Real) o la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila (Zamora), entre otros».

       
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