Por Óscar Longarte (sanitario de combate del Mando de Operaciones Especiales del Ejército de Tierra y asesor táctico del Grupo de Sanidad Táctica de SEMESCYL)

Avisa a emergencias

Siempre, siempre, siempre tenemos que salir al monte con nuestro teléfono móvil. No hacerlo sería una imprudencia. Aunque no tengamos cobertura de nuestra compañía, podremos contactar con el servicio de emergencias 112. Al hacerlo debemos informarles de la posibilidad de que una ambulancia o un helicóptero puedan llegar hasta el lugar del incidente. Si no es viable, debemos valorar una posible evacuación a un punto al que sí puedan acceder los servicios médicos.

Corta la hemorragia

Después de retirar las armas de la persona que ha provocado el accidente –y del herido– le aislaremos de la víctima, a la que nos acercaremos para valorar la lesión. Evitar que muera desangrada por una hemorragia masiva será nuestra prioridad: tendremos que tratar de detenerla lo antes posible. Un vendaje hemostático facilitaría esta tarea. Si la lesión se localiza en un brazo o una pierna cortaremos la ropa para localizar el punto de mayor sangrado y colocaremos un torniquete comercial a una distancia aproximada de cuatro dedos y siempre por encima de ese punto. Si no logramos dar con él no podemos perder tiempo, y lo colocaremos lo más arriba posible, incluso sobre la ropa. Para hacerlo correctamente es fundamental que hayas practicado antes. Si no dispones de un torniquete o de elementos para fabricar uno de emergencia, aplicaremos presión directa y firme con una camiseta o un trapo en la zona de mayor sangrado hasta la llegada de los médicos.

No te confíes

Los torniquetes son muy efectivos en los primeros minutos, pero tienden a aflojarse y descolocarse con cierta facilidad –incluso los comerciales–. Habrá que comprobar con frecuencia que siguen controlando la hemorragia.

Asegura que siga respirando

Colocaremos a la víctima inconsciente –que no responde– en posición lateral de seguridad (PLS). También lo haremos cuando no podamos vigilarla de cerca o tengamos que dejarla sola. Nunca deberíamos hacerlo, pero en ciertas circunstancias nos podemos ver forzados a hacerlo, como por ejemplo para buscar ayuda. En estos casos, si no conocemos el terreno colocaremos señales en árboles o arbustos para saber regresar al lugar donde se halla el herido. 

Disparos en el torso

En estos casos, si no somos profesionales sanitarios y no disponemos de material no taparemos la herida y vigilaremos constantemente si la víctima comienza a respirar con dificultad. Si esto ocurre, la evacuación se convierte en una prioridad.

Heridas en los ojos

Un golpe, un perdigonazo… Debemos tapar el ojo con un elemento que no haga presión directamente sobre el globo ocular, como un parche rígido comercial, un vaso, el culo cóncavo de una botella de plástico… Si recurrimos a estos últimos es importante almohadillar los bordes para evitar que se produzcan heridas por el roce.

No olvides tu documentación

Es muy importante que llevemos encima información médica sobre nuestras alergias a medicamentos, si padecemos alguna enfermedad… Si el herido no contase con ella, pregúntale –si está consciente– o habla con sus compañeros. Es vital hacérselo saber a los servicios de emergencias.