78 años, cinco batallas contra el cáncer y una sola terapia: la caza. Esta podría ser una de las frases que resumiesen parte de la vida del veterano cazador Francisco Morales. Nacido en Encinas Reales (Córdoba), el 20 de diciembre de 1942, a sus 78 años aún sigue soñando cada noche con los jueves y los domingos en los que podrá salir a cazar conejos y medirse con las bravas perdices de las cercanías de su pueblo.
El pasado viernes 7 de agosto le comunicaron, por quinta vez en su vida, que padecía cáncer. Por eso su hijo, Luis Morales (39 años) ha querido rendirle un sincero homenaje a través de Jara y Sedal. «Hace unos días nos dieron la mala noticia de que vuelve a tener cáncer, pero la verdad es que no hay nada que más le llene en el mundo que la caza, y por eso ver esta publicación seguro que le llena de alegría», explica su hijo a este medio.
Tras vencer la primera batalla, cazó para poder ganar dinero con las piezas
Francisco ha sido un luchador toda su vida. Un tipo duro. Un titán. Nacido en un entorno humilde y difícil, a los 29 años le diagnosticaron cáncer de colon, pero en aquellos tiempos «no había muchos conocimientos de la enfermedad, por lo que lo llamaron a operarse a Madrid», nos comenta su hijo Luis. En la capital española estuvo varios meses ingresado y, al cabo de ese tiempo, regresó.
«Como no podía trabajar mucho, cuando se encontraba bien cazaba para sobrevivir, ya que vendía los conejos o las perdices que conseguía». Por este motivo la actividad cinegética siempre ha sido el modo de vida de este humilde cazador. «Ha ido alguna vez de montería, pero muy pocas», reconoce Luis, «su gran pasión ha sido siempre la menor y, sobre todo, la perdiz y el conejo».
En el año 2006, le hicieron una nueva inspección en la que le encontraron dos manchas en el pulmón derecho. «Se las quitaron muy a tiempo y se quedó bien. No tuvo tratamiento, ni siquiera quimioterapia», y por supuesto él siguió cazando junto a su vieja escopeta paralela. «Nunca se ha perdido una temporada», asegura Luis.
2013 y 2015, de nuevo en la lucha
En 2013, en otra revisión, a Francisco le vuelven a diagnosticar cáncer de colon, por lo que le operan de nuevo, sin ponerle posterior tratamiento. También en 2015 le diagnostican tumor de próstata, dándole cuarenta sesiones de radioterapia y antes de recuperarse… para poder cazar de nuevo y demostrar a todos que la enfermedad no es invencible cuando se encuentra frente a frente a hombres como él.
«Hace unos días le hicieron unas pruebas y, de nuevo, le diagnosticaron por tercera vez cáncer de colon», reconoce Luis a Jara y Sedal. «Lo que más me llena como hijo y como cazador es que lo único que le preocupa ahora mismo es saber la fecha en la que lo operarán para echar cuentas y saber cuándo podrá volver a salir al campo de caza», señala Morales.
Sin duda será otra batalla. Una muesca más en el cinturón de este gigante y humilde cazador que sabe qué es dejarse pelos en la gatera. Que la vida, como la perdiz brava, hay que bregarla como viene para llevarla al zurrón.
Suerte compañero.
La historia de superación de un cazador que sufrió cuatro ictus: «La caza me dio la vida»
Matías Castillo Astasio, un cazador y pescador de 58 años de edad que sufrió el pasado mes de junio cuatro ictus en un solo día, se planteó como meta psicológica volver a cazar «para volver a vivir». Y así lo hizo tan sólo un mes y medio más tarde, con la apertura de la media veda en Andalucía el pasado agosto: «La vida es un arte. Si te hundes, te mueres. Yo quiero vivir y la caza me da vida». Nos lo cuenta en este enlace.
Otras dos grandes historias de superación que fueron protagonistas en Jara y Sedal
Para finalizar, recordamos otras dos grandes historias de superación que fueron protagonistas en Jara y Sedal. La primera de ellas es la de José Manuel Suárez «Tachi», un jovencísimo cazador que en 2015 sufrió un accidente al caerse desde una roca durante una cacería cerca de la localidad leonesa de Almuzara que le dejó en una silla de ruedas. Es vecino de Robles y, por supuesto, sigue siendo un apasionado del mundo cinegético porque es su filosofía de vida. Esta es su historia.
También el pasado 18 de febrero, un caso similar fue protagonista en este medio. Fue el de Javier Díaz, cazador de la localidad madrileña de Navalcarnero, al que el pasado mes de enero un problema en la arteria femoral le cambió la vida: tuvieron que amputarle una pierna. Tras la operación llevada a cabo en el Hospital Universitario Rey Juan Carlos, en Móstoles, tuvo la caza como terapia para afrontar el día a día tras el grave problema que sufrió. Su encomiable testimonio revelado a este medio es todo un ejemplo a seguir.