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Caza de paloma torcaz al paso en media veda: trucos para no volverte bolo

Paloma torcaz. © Shutterstock

Año tras año, y sin gestión alguna, las torcaces van incrementando su población, teniendo el periodo de caza más amplio, la media de capturas más generosa y el hábitat más extenso de toda nuestra geografía. Para lograr buenas tiradas de esta especie en media veda es fundamental disponer de un hábitat donde la especie esté establecida y nidifique. Por lo tanto, el territorio debe tener arbolado y siembras para favorecer la alimentación de las palomas; eso sí, no es tan necesario que estas últimas se encuentren en nuestro coto: al igual que los bebederos, pueden estar en los colindantes.

La paloma es una especie que llena mucho los ojos: basta un paseo por el coto a media mañana viendo a las torcaces revolotear entre las encinas y los pinos. Pero no hay que confiarse: una mala disposición de los puestos arruinará lo que podría haber sido una gran tirada. Es por ello que todo cazador de torcaces tiene que tener en cuenta las pautas que sigue esta especie: desde el amanecer hasta media mañana acuden a los comederos; de media mañana en adelante, a bebederos y arboledas de ‘sesteo’; y de media tarde hasta una hora antes de la puesta del sol, de nuevo a los comederos para finalizar en los dormideros. Conociendo su comportamiento, para poder realizar una buena media de torcaces es fundamental no colocar jamás puestos ni en el comedero ni en los lugares de sesteo, y mucho menos en los dormideros: hay que localizar los mejores pasos por los que se desplaza de un lado a otro.

¿Dónde situar los puestos?

Cazador en el puesto. © Ángel Vidal

La tirada del primer día de temporada es la más fácil: lo realmente complicado es estirarlas durante toda la media veda. Por ello debemos acudir a nuestro coto unos días antes de la cacería para localizar los pasos más alejados de sus paraderos. Después, es imprescindible algo que yo llamo la cadencia de paso: no es lo mismo ver pasar por una ladera 500 palomas de golpe a que crucen por el lugar chorreadas. Una vez localizado el paso, y debido a que el sentido de la vista es el mejor arma de la torcaz, la colocación y ubicación de los puestos es fundamental. Si el terreno lo permite, los de la mañana los colocaremos siempre al oeste de cualquier chaparra o arbolado de manera que cuando salga el sol estemos siempre a la sombra. Los de la tarde los colocaremos en el lado contrario. En cuanto al tipo de puesto, podemos utilizar los fabricados con tela de camuflaje, con redes de hojarasca sintética, con carrizos, con palés de obra… pero, sin duda, los más eficaces son los naturales.

Los horarios de la torcaz

Ya en el puesto, hay que tener en cuenta que en la primera hora de la mañana la torcaz acudirá desde los dormideros hacia los comederos. A partir de media mañana habrá que estar pendientes de la retaguardia, ya que muchas comenzarán su regreso hacia el sesteo. Cuando las veamos venir por el horizonte recomiendo permanecer inmóvil y agachado hasta que podamos divisar su collar. Será entonces cuando nos pongamos en pie rápidamente, centrándonos únicamente en la pieza elegida. Jamás cambiaremos de objetivo por mucho que nos sorprenda otra más cerca.

¿Cuándo cobramos?

Cazador con paloma torcaz. © Ángel Vidal

Pero si en algo se suele discutir a la hora de practicar esta modalidad es en su cobro. ¿Qué hacer en una tirada? ¿Ir a cobrar una a una según las derribemos o esperaremos a que finalice el paso? Lo ideal es contar con un buen ayudante. Durante años fue mi hijo, pero él ya cobra sus propias palomas. La otra opción es tener un buen perro de cobro, pero es un trabajo que debe ejecutar con celeridad: su correteo de un lado a otro hará que muchas palomas se den la vuelta con el consiguiente enfado de tus compañeros en la tirada. Utilizar un sistema u otro dependerá de la cadencia. Si es lenta, suelo ir a cobrar según abato la pieza. En cambio, si el paso es importante en número, espero para salir del puesto en el momento en que ya no soy capaz de memorizar la situación de las palomas abatidas, avisando a mis vecinos que abandono la postura.

De todas las especies de caza menor la torcaz es, para mí, la más sencilla de cobrar, ya que el reguero de plumas que dejan en el lugar del pelotazo suele delatar su posición en la mayoría de los casos. Una vez cobradas, es aconsejable mantenerlas unos metros alejadas del puesto, ya que las omnipresentes avispas acudirán al olor de la sangre –he visto a más de un cazador salir del puesto a la carrera defendiéndose de ellas con su sombrero–.

¿Con qué arma?

Como de todo se aprende, hace años, cazando con un grupo de franceses, verdaderos apasionados de la torcaz, observé que llevaban en el morral unos sacos fabricados con tela de mosquitera en los que guardaban las palomas abatidas libres de moscas, hormigas y avispas y manteniéndolas aireadas. En cuestión de armas y cartuchería, cada maestrillo tiene su librillo. Yo, quizás porque soy muy tozudo, cazo con el mismo cartucho y la misma paralela durante todo el año, con 4 y 2 estrellas, plomo de 8ª y 32 gramos. Muchos se echarán las manos a la cabeza: recargar en un puesto estrecho una semiautomática es más sencillo que hacerlo con una yuxtapuesta o paralela. Además, si la tirada es importante, los cañones llegan a alcanzar altas temperaturas, siendo las clásicas paralelas las más incómodas en estos casos y a las que incluso tendremos que instalar un protector de mano… pero, después de 40 años, va a ser difícil que cambie. 

       
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