El ladrido de su perra Chula, de raza Valdueza, ya les puso la piel de gallina: estaba acechando a un jabalí a unos 800 metros de distancia. En ese momento, ni el joven cazador gallego Héctor Araujo ni su padre sabían la envergadura del trofeo del animal ni el volumen de éste, pero sí auguraban que sería grande por cómo la perra le estaba plantando batalla. A esa distancia, se pusieron manos a la obra para llegar al lugar de la pugna.
La batida, desarrollada hace unas semanas en la provincia de Orense, se saldó finalmente con este enorme jabalí capturado: 140 kilos de peso y 22 centímetros de colmillos, pero la historia tras él es realmente apasionante. Marcharon hacia el perro en cuanto lo escucharon ladrar: «No queríamos que saliese herido y rápidamente comenzamos a buscarlo gracias al GPS que llevaba en el collar», explica el cazador.
«Cuando vimos al animal, ya le había dado a la perra algunos golpes aunque, por fortuna, no estaba herida». En ese momento, el jabalí salió huyendo hacia un arroyo con la perra detrás de él por lo trataron de cortarle el paso.
Un disparo con escopeta a dos metros
En ese instante, el padre de Héctor se topó de frente con el enorme macareno, lo apuntó a dos metros de distancia con su escopeta superpuesta y tumbó al verraco. «Había que estar rápido, presto, nada podía fallar porque si no lo acertaba, el animal podría ir contra ti, pero por fortuna mi padre acertó a la primera y logró tumbar al jabalí». Un ataque de un macareno de esa envergadura y a tan poca distancia podría haber sido mortal, pero por fortuna todo salió bien», concluye su relato el joven.
Finalmente, padre e hijo disfrutaron de este enorme trofeo y de un jabalí que no olvidarán jamás.
Cazan cuerpo a cuerpo un jabalí de 95 kilos y 21 centímetros de navajas en Orense
El joven cazador gallego Yago Estévez abatió a cuchillo hace unos días un enorme jabalí en su tecor, ubicado en el concello de Cartelle, en la provincia de Orense. El animal tenía unos afilados colmillos de 21 centímetros y lo cazó junto a su compañero Bruno Mouriño, de 23 años, durante la última jornada hábil de la temporada. Este es el relato.