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Caza un viejo jabalí de 158 kilos en una espera en Teruel

Juan José con el jabalí. © J. J. F.

El cazador turolense Juan José Fidalgo dio caza, hace unas semanas en un coto social de la provincia de Teruel, a todo un ‘monstruo’ de jabalí durante una noche de espera por daños agrícolas en el coto social de su pueblo. Fidalgo ha narrado el apasionante momento a Jara y Sedal: «No me creía lo que estaba viendo», confiesa sobre el momento en el que dio caza al gran macho.

Así empezó la jornada

Armado con su rifle Browning en calibre .30-06 y munición Winchester, Juanjo se colocó en el puesto al atardecer: «Me puse en unos almendros que los estaba dañando el jabalí y en los que ya había localizado el rastro. El agricultor ya nos había avisado de que un animal de grandes dimensiones merodeaba por el lugar», detalla Juanjo. «Me entretenía mascando almendras cuando, de repente, empecé a escuchar el chasquido del animal».

No fue un lance tranquilo, sino todo lo contrario: «Había que estar presto para poder adelantarte en las acciones del animal, por eso enseguida que lo vi a unos quince metros de distancia, enchufé la linterna y disparé», teniendo la suerte de ser certero y que el animal cayese a la primera.

Una mole de 158 kilos

Al ir a cobrar la pieza, Juan José quedó impactado: «Era una mole en toda regla, un animal tremendo, increíble…», dice aún sorprendido por las dimensiones del jabalí. Tras ello, y las preceptivas fotografías de recuerdo, trasladó al animal a su casa, donde pudo hacerle una instantánea más en su garaje ya colgado y preparado para ser pelado y eviscerado.

Juan José con el gran macho. © J. J. F.

Otro tremendo macareno: cazan un gigantesco y viejo jabalí de 160 kilos que tardó dos horas en salir

El tremendo jabalí tras ser abatido. / J.L.

La cuadrilla cazadores del Ayuntamiento de Verea, en la provincia de Orense, tardó más de dos horas en sacar un tremendo jabalí ‘vakamulo’ de su refugio en una zarza el pasado domingo, 17 de noviembre. Ni la presencia de los perros, que estaban al acecho durante todo el rato, ni la de los propios cazadores, que rodeaban el lugar, hacían que saliese el monstruoso animal. Así nos lo contaron.

       
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