La caza fotográfica es uno de los hobbies que levantan pasiones para muchas personas. Inmortalizar momentos únicos de la fauna silvestre se trata de algo realmente único, como consigue habitualmente Rodrigo Baroja, el protagonista de hoy en Jara y Sedal.
Se trata de un cazador riojano y fotógrafo aficionado que combina desde hace ocho temporadas su pasión por la caza con la fotografía. Es cazador desde niño, cuando acompañaba de morralero a su padre y maestro en la caza, Vidal, que fue quien le inculcó los valores y conocimientos cinegéticos, así como el respeto por el medio ambiente. Se trata de un enamorado -como su progenitor- de la perdiz roja en cotos de Navarra y La Rioja. También practica la caza mayor en modalidad de batida y rececho.
Fue en 2013 cuando compró su primera cámara réflex, una Canon 650D de entrada de gama con un modesto teleobjetivo 18-200mm con el que dio sus primeros pasos en la fotografía de fauna salvaje y cinegética. Desde ese momento, adquirió sus conocimientos de manera autodidacta hasta controlar y dominar la técnica fotográfica.
«He pasado muchas horas leyendo y visualizando video-tutoriales sobre fotografía; después, ponía en práctica lo aprendido en el campo, siendo los inicios a veces frustrantes por no conseguir el resultado esperado. También me animé a abrir una cuenta dedicada en Instagram en la que poder compartir y dar visibilidad a mis fotos», explica Baroja para Jara y Sedal.
Con el paso de los años ha ido controlando y dominando la técnica, estos últimos interesándose adicionalmente en el vídeo. «Actualmente combino la fotografía y el video, ambas técnicas van de la mano y si ya tienes dominada la técnica fotográfica, controlar el video no supone un gran esfuerzo adicional», explica.
En la actualidad cuenta con un equipo profesional: «Con el paso de los años he invertido no sólo mucho tiempo en aprender sino que también he tenido que adaptar el equipo acorde a mis necesidades y calidad que me exijo», detalla el cazador. «Actualmente dispongo de material profesional para la filmación de documentales de caza, que es el último proyecto en el que estoy trabajando», expone.
Conseguir la toma perfecta, su gran sueño
Para conseguir la foto o video deseados no solo es suficiente con tener conocimientos y equipo adecuado, sino que hay que tener ese punto de genialidad propio de los artistas: «Son muchas las horas que paso al cabo del año en el campo con mi cámara. Tener conocimiento sobre las especies que fotografío me ayuda, pero la paciencia y perseverancia son pilares fundamentales que marcan la diferencia a la hora de conseguir buen material», argumenta el joven.
Rodrigo ha conseguido con sus fotografía algunas distinciones como el segundo premio del concurso de fotografía #CazandoConMutuasport de 2016 o ser finalista del concurso fotógrafo del año Jara y Sedal de 2017.
Experiencias que ha vivido
«He presenciado cosas curiosas en el campo a la vez que no he dejado de aprender; cada día puedes volver con una lección nueva», explica el cazador. «Una vez tuve la suerte de presenciar el ataque de un búho real hacia un zorro, también he visto perdices encaramadas en sitios realmente curiosos, incluso en otra ocasión un zorro subiendo y bajando repetidamente y con total facilidad a un cerezo para alimentarse de su fruta», describe Rodrigo.
La foto soñada
Últimamente invierte mucho tiempo en fotografiar la perdiz roja a la vez que aprende de ella y adquiere nuevos conocimientos sobre su ciclo biológico: «Tomar una buena foto de una perdiz puede llegar a ser complejo; para ello, llego a invertir muchas horas, incluso días hasta conseguirlo, y más aún tratándose de cotos con poblaciones autóctonas», manifiesta el cazador. «Recechar y fotografiar un corzo con la cámara también es una experiencia increíble, porque té posicionas de él hasta donde no se te ocurriría hacerlo con el rifle», expone asimismo Baroja.
La berrea, otra cita ineludible para Rodrigo y su cámara
El fenómeno animal de la berrea es otra cita que nunca se pierde Baroja: «Llevo unos años fotografiando la berrea, la cual puedo disfrutar gracias a mi amigo Pablo, conocedor y enamorado de la Sierra Cebollera en la Rioja», señala. «El año pasado quiso comprar unos prismáticos, sin embargo yo lo piqué para que comprara una cámara y ahora esta con ella encantado», explica sobre su amigo.
«Adquirir una cámara es una fuente de motivación extra para salir en cualquier momento a disfrutar de la naturaleza, puedes hacer fotos durante todo el año». Por ello invita a todos los seguidores de este medio a dar el paso: «Estaré encantado de ayudar o resolver cualquier duda desde mi perfil de Instagram».
Así consiguió fotografiar durante dos años a un corzo medalla de oro que luego cazó
Baroja llevaba más de dos años tras él, fotografiándolo, siguiendo su evolución y crecimiento… hasta que en abril de 2019 consiguió hacerse con él. Esta es la historia que el cazador riojano Rodrigo Baroja narró entonces a Jara y Sedal.