El cazador catalán Cristian Calvo, natural de la comarca del Solsonés, situada en la provincia de Lérida, amaneció este sábado 30 de abril con gran suerte, ya que se hizo con un corzo peluca en su coto en el que ya es, sin duda, uno de los trofeos más sorprendentes de lo que va de temporada. El cazador vive en esta zona de montaña y «ya había visto pasar alguna vez» a este peculiar animal, por lo que estaba tras su pista. No obstante, y a pesar de que ya le habían dado precintos y había salido alguna que otra jornada de rececho, no había dado con él.
El cazador comenzó el pasado sábado el rececho sobre las 7:30 horas de la mañana: «La primera parte a la que acudí fue a unos campos de una zona baja, en la que no pude divisar ningún ejemplar; tras ello, fui a unos campos más altos y, efectivamente, allí lo localicé», explica el cazador recordando el lance.
Un certero disparo a 130 metros
En cuanto vio al animal, Cristián efectuó una entrada hasta situarse a unos 130 metros aproximadamente. En ese momento, procedió a tumbarse en el suelo para tratar de efectuar un certero disparo con su rifle Remington 700 Varmint cargado con munición munición RWS de 165 grains. Tras meter al corzo en la mira, el cazador apretaba el gatillo. «Le di un poco bajo, ya que estaba algo girado. Pero solo andó unos metros y cuando lo cobré mi cara se tornó en alegría», confiesa sobre le momento en que consiguió cobrar el animal.
Un trofeo «espectacular»
El trofeo lo define el cazador como «espectacular». «En una de las cuernas se dilucidan debajo de la peluca las características tres puntas, pero en la otra -la izquierda- puede incluso verse cómo sale otra punta más de la base», explica Calvo, lo que hace más única aún la pieza. Además, lo largo de las defensas también hacen que el conjunto del trofeo del corzo sea todo un portento.
¿Por qué se llaman corzos «peluca» a estos animales?
Son «pelucas» esos atípicos corzos cuyo ciclo de la cuerna se ha visto afectado por algún desarreglo hormonal, bien por atrofia testicular, o por cualquier otra causa y que son muy valorados por los aficionados a la caza del Capreolus. La cuerna de estos machos permanece durante todo el año cubierta de ese terciopelo característico que les da nombre, como así recuerda en este artículo Ciencia y Caza.
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