El cazador Guillem Aymá, natural de Andorra y de 20 años de edad cazó, en una batida de jabalíes, gamos y corzos a la que acudió junto a su compañero Aleix Rabasa el pasado 24 de septiembre en el Port del Cantó, en la provincia de Lérida, un corzo con un espectacular y bello trofeo y con el que todo amante de los recechos soñaría. Ahora, ha narrado el rápido pero intenso lance a la redacción de Jara y Sedal.
«Este año mi amigo y yo nos hemos apuntado a este coto en el que se sortean los puestos y me tocó ese lugar. Los perros levantaron al animal pero no lo siguieron, por lo que me entró tranquilo en la parada», comienza explicando a este medio sobre un lance que acaeció a los veinte minutos de comenzar la batida.
Un rápido e inesperado lance
«A la que lo vi, me entró muy despacio, se me quedó mirando y le disparé en la zona del codillo», explica a esta redacción. Fue, por tanto, un rápido pero intenso e inesperado lance, en el que el cazador jamás se esperaba que le entrase un corzo con un trofeo de ese porte.
«Fui corriendo para que no se metiese en el bosque, ya que el animal se encontraba a muy poca distancia del puesto y no había peligro con ningún puesto contiguo», apunta el cazador.
No se podían disparar ciervos
En la batida se podía disparar al jabalí, al gamo y al corzo, pero no al ciervo porque aún están de berrea: «No abatí nada más, pero sin duda que con este trofeo me doy por satisfecho», expone el cazador andorrano.
Un trofeo que se cierra «en forma de corazón»
Del trofeo destaca que es «muy largo, se le cierran las puntas arriba, y abajo también tiene un buen grosor». Posee las típicas seis puntas y arriba «se le cierran en forma de corazón», comenta sobre un tipo de trofeo que otros cazadores conocen como ‘tipo lira’. Durante el lance, utilizó un rifle Merkel semiautomático SR1 con munición RWS ID Classic de 150 grains.