Hace 57 años Browning lanzaba al mercado la primera generación de su famoso rifle semiautomático BAR. Toda una revolución que hoy, medio siglo después, sigue siendo la referencia en este tipo de armas de fuego. Con el transcurso de los años este modelo, del que se han vendido 1.200.000 unidades, ha ido evolucionando, dando lugar a las versiones MK2 y MK3. Finalmente, en 2023, acaba de ver la luz la última generación del rifle BAR: el 4X. Un nuevo modelo que Jara y Sedal ha podido testar en exclusiva y que mantiene lo mejor de sus predecesores e incorpora las últimas innovaciones en armas de caza.
Un rifle aún más seguro
El Browning BAR 4X mantiene el sistema de gases de los modelos anteriores. Su funcionamiento es extremadamente sencillo: al disparar un cartucho los gases que impulsan el proyectil encuentran un conducto en el cañón que permite que el empuje de los gases haga retroceder al pistón, empujando las piezas móviles –cerrojo y portacerrojo– hacia la parte trasera del arma, provocando la apertura del mecanismo y la expulsión de la vaina.
Bajo la presión del muelle recuperador, el cerrojo se desplaza hacia la parte frontal, arrastrando un nuevo cartucho a la recámara. Este sistema de gases puede ser regulado por el armero para adaptar el rifle a cada cazador y calibre, lo que convierte al BAR en el único semiautomático del mercado capaz de ser personalizado hasta este extremo.
Una mayor seguridad es otra de las novedades que incorpora el nuevo BAR 4X. Su seguro, de armado manual, permite liberar completamente la tensión de los resortes del martillo, impidiendo un disparo accidental incluso en caso de que el arma reciba un fuerte golpe.
El límite es tu imaginación
Pero lo más novedoso del Browning BAR 4X es que abraza el concepto modularidad en todas sus partes. Los cazadores tendrán ahora la oportunidad de diseñar su propio rifle de caza antes de la compra gracias a un configurador on line similar al utilizado por las marcas de coches. En él, los usuarios podrán realizar diferentes combinaciones de calibre, culata, miras, accesorios, acabados… que permitirán personalizar y adaptar el rifle a cada cazador como nunca antes.
Según el lema del equipo de Browning, ahora el límite no es un catálogo… sino tu imaginación. De esta forma, una vez creado el BAR 4X de sus sueños el cazador simplemente tendrá que llevar a su armero el diseño –que se puede imprimir o compartir de forma digital– para que este podrá montarlo según las indicaciones del cliente. Para ello, Browning proporcionará diferentes módulos de cañones, armazones –en madera o material sintético–, miras y accesorios adicionales a las armerías. El ensamblaje de las piezas resulta muy sencillo y permite tener armado el arma en pocos minutos.
Así lo ha probado el equipo de Jara y Sedal
Aunque el anuncio de su lanzamiento al mercado se ha producido a finales de enero, el equipo de Jara y Sedal tuvo ocasión de probarlo en dos ocasiones el pasado año. La primera de ellas, en agosto, cuando acudimos a Bélgica para tomar contacto con él y disparar en el campo de tiro. La segunda, el pasado 7 de noviembre, cuando volamos hasta la región de Normandía, en Francia, para ponerlo a prueba cazando jabalíes en abierto.
El primer día de esta última expedición llegamos a Évreux, un pequeño pueblo de la región de Normandía donde tuvo lugar la presentación del rifle. Desde allí nos desplazamos a una armería que contaba con un shooting cinema, donde pudimos vaciar varias cajas de balas disparando a los jabalíes de la pantalla, mientras nos familiarizábamos con el BAR4X. Además de probar todos los modelos del catálogo, tiramos con miras de punto rojo y visores 1-6x24i Kite, perfectos para la caza en batida.
La bala elegida fue la Browning BRX de155 grains en calibre .30-06. Se trata de una punta de rápida expansión que cede toda su energía a la pieza, por pequeña que sea, como después pudimos comprobar. Una punta extraordinariamente blanda que responde muy bien en los bosques normandos, donde los tiros son limpios y no suele haber maleza de por medio, lo que puede provocar que inicie su expansión antes de tiempo si toca con una rama.
Primer día de cacería
El primer día llegamos a la zona de caza, situada en Forêt de Beaumont, un majestuoso bosque que alberga una increíble población de venados, corzos… y grandes cochinos. Los organizadores nos explicaron cómo estarían colocadas las armadas y cómo se realizaría la batida. Las instrucciones eran sencillas: no disparar nunca a las hembras grandes que dirigen a las piaras. Marranetes y grandes machos serían nuestro objetivo.
Con los puestos asignados sin sorteo, nos subimos en la furgoneta que nos llevaría a nuestro puesto. Este se encontraba al final de un bosque de altísimos árboles en el que había una torreta. Ángel Vidal, redactor jefe y cámara durante este evento, se subió junto a mí y ambos aguardamos acontecimientos mientras las ladras se escuchaban a lo lejos.
Después de un buen rato en silencio, vimos dos jabalíes corriendo a nuestra izquierda. Se encontraban a unos 60 metros. El primero parecía una hembra grande, así que dirigí mi BAR 4X al segundo, bastante más pequeño. El disparo frenó en seco su carrera después de que la bala impactara directamente en el codillo. A continuación dirigí mi cañón hacia el primer ejemplar, pero de pronto me asaltó la duda: ¿debía disparar a esta hembra grande o no? El animal ofrecía un blanco extraordinario, pero la duda me impedía apretar el gatillo. Finalmente, dejé que se marchara sin disparar. Al ver su extraordinaria carrera perfectamente grabada por Ángel sentí rabia de no haber culminado el lance. Sin duda alguna, habría quedado genial en el documental que estábamos filmando, y que puedes ver al final de este artículo.
Segundo puesto
Con la conciencia castigándome por la oportunidad perdida abandonamos el puesto para ir a la siguiente batida. El puesto era precioso. Se encontraba en la confluencia de dos grandes manchas de monte, situadas en un hoyo. Sin duda alguna las reses intentarían escapar por allí. A pesar de las buenas expectativas que ofrecía, sólo pude tirar un cochino, muy largo, al que Ángel no pudo filmar. Fallé. Con el mal sabor de boca del lance no resuelto a primera hora, acudimos a comer. Nos quedaría una última oportunidad en la batida de la tarde.
Después de llenar nuestros estómagos, nos encaminamos al puesto de la tarde. Para entonces, mi disgusto se había convertido en rabia, y me encaramé a la torreta dispuesto a no perdonar mi próxima oportunidad. Esta no tardó en llegar. Poco después de soltar los perros escuchamos aproximarse un gran tropel sobre las hojas secas que cubrían el bosque. Venían por una parte hacia la que no teníamos permitido disparar, así que empuñé con fuerza mi rifle y clavé mis ojos en los troncos de los árboles, dispuesto a vaciar mi cargador sobre lo que saliera. Y lo que salió fue una imagen de ensueño: cerca de 15 jabalíes avanzando en mi dirección. No sabía dónde mirar entre tanto bicho corriendo. El grupo aminoró su marcha al llegar al camino en el que estábamos apostados… y entonces lo vi.
El gran macho aparece camuflado ente las hembras
Camuflado entre las cochinas y los marranetes venía un extraordinario macho al que delataba su pincel peneano. Todo sucedió en cuestión de segundos, pero lo recuerdo como una película a cámara lenta. El grupo cruzó el camino, abandonando el área de tiro prohibida. Lo hizo, eso sí, tras una mancha de monte, por lo que llegué a perderlo de vista, para pasar primero junto a la torreta de Marco Caimi, mi vecino italiano de postura. No soy de rezar, pero en ese momento, y durante unos segundos, estoy seguro que lo hice. Entonces escuché una detonación y en un instante los cochinos volvían a mi campo de visión… y de tiro.
Esperaba que Marco no hubiese disparado sobre el gran macho camuflado. Encaré y, a una velocidad de vértigo fui analizando cada marrano que salía, tratando de identificar el macho en plena carrera. La rabia acumulada por la oportunidad perdida durante la mañana y el BAR 4X, convertido para entonces en una extensión de mi cuerpo, hicieron el resto.
Nada más asomar la jeta supe que era él. Lo metí en la cruz, corrí la mano y la bala pegó de lleno en el codillo. Nunca se me olvidará la imagen de la nube polvo que desprendió su coraza de barro al recibir el taponazo. Cayó a plomo. Seguí corriendo la mano y tiré a otro, esta vez un marrano pequeño. El animal cayó con un tiro de riñones, y quedó sentado. Con mi última bala podía haber ido a por un tercero, pero decidí volver sobre el pequeño y acabar de manera rápida lo que había empezado.
140 kilos de jabalí
Después de este lance, como se puede comprobar en el documental que se ofrece gratuitamente en Cazaflix, vino un segundo, al día siguiente, también sobre otro cochinete, pero que no se acercaba al verraco de 140 kilos que protagoniza estas páginas. Sin duda, un ejemplar y un lance a la altura del Browning BAR 4X que ya puedes configurar y pedir a tu armero.
¿Cómo es el nuevo Browning Bar 4X?
Rápido, fiable y preciso. Así es el nuevo Browning BAR 4X disponible con cuatro acabados, todos con cañón de 53 centímetros en calibres .30-06, .308 Win y 9,3×62 y de 61 en .300 Winchester Magnum.
Hunter
Es la opción más sobria de todas con la pletina y el cerrojo en color negro, sin ningún arabesco. No cuenta con miras abiertas por lo que para cazar con él debes montar un elemento de puntería.
Elite
Muy similar al modelo Hunter pero con el cerrojo en acero y la pletina en color negro con un grabado y el logo de Browning y miras abiertas para batida
Ultimate
Con cerrojo de acero y pletina en níquel grabada parcialmente con un jabalí y un corzo como protagonista, cuenta con miras abiertas para batida. Se comercializa con maletín ABS Deluxe.
Platinum
Con cerrojo en acero y pletina en níquel, grabada por completo con las imágenes de un corzo y un jabalí, y miras abiertas para batida. También se comercializa con un maletín ABS Deluxe.