Icono del sitio Revista Jara y Sedal

Así es como se duerme un corzo: insólitas imágenes captadas por un cazador

El corzo, a punto de dormirse. © Javier Iñurrieta

El corzo es un animal tremendamente fotogénico. Su curiosidad, sus hábitos y costumbres y sus lugares de campeo hacen que fotografiarlos sea una aventura asequible para muchos. Sin embargo, el vídeo que vas a ver a continuación solamente está al alcance de unos pocos.

El hombre y el corzo

Javier Iñurrieta es un científico y fotógrafo que tiene a los cazadores de Instagram con la boca abierta. Sus fotos y vídeos son de una calidad absoluta, mostrando la vida cotidiana de los corzos en su propio hábitat y demostrando, con los comentarios que aporta, ser uno de los mayores expertos de nuestro país en el más pequeño de los cérvidos.

Corzos enormes, seguimientos exhaustivos a través de los años y un estudio minucioso de su comportamiento es lo que puedes encontrar en su visitado perfil, que cuenta con casi 10.000 fieles seguidores.

Hora de la siesta

La publicación de la que te hablamos está compuesta por dos clips de vídeo y en ellos se puede comprobar de forma nítida la forma que tiene un buen macho de corzo de echarse a dormir.

En el primer clip verás al macho, tumbado placidamente mientras una fina lluvia lo empapa todo. EL canto de los pájaros y las largas jornadas marcando su territorio han agotado su batería. Poco a poco cierra los ojos y se nota como, con cada segundo que pasa, la cabeza le pesa más y más. «Alondras, bisbitas, abubillas y el sonido de una fina lluvia, han sido suficientes para rendir a este corzo», manifiesta Iñurrieta en el texto de su post.

El segundo de los vídeos es el desenlace esperado por todos. COn una postura cómoda y confortable, el corzo recoge su cabeza apoyando su cuello sobre las patas delanteras para dar rienda suelta a una fase REM que esperemos que nada osara romper. Aquí tienes las peculiares imágenes, para que las disfrutes.

Otro animal de sueño profundo

Un cazador se encontró a un tremendo jabalí encamado que parecía estar dormido. «¡Ay qué guarraco muchacho!», exclamó el cazador que detectó al enorme animal entre varias retamas. ¿A quién o lo gustaría encontrarse en algún momento con un macareno así?

A decir verdad, suerte tuvo el hombre de que el jabalí huyó del lugar y no se revolvió hacia él para plantarle cara. En ese caso probablemente no se hubiera reído tanto. Compartimos a continuación el emocionante momento de cómo el hombre consigue acercarse muer cerca del animal.

       
Salir de la versión móvil