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Un oso es atacado por cientos de abejas cuando intentaba ‘robarles’ la miel

El oso colándose en el colmenar. © YouTube

Este martes, 15 de junio, Jara y Sedal publicaba el estado en el que regresó un mastín perdido durante siete días en terreno de osos en León. El ganadero leonés Yonatan Presa, que tiene su explotación en las cercanías de Pobladura de las Regueras, en la comarca del Bierzo leonés, narraba además que «esos días entró el oso en unas colmenas cercanas, logrando derribar doce de ellas». Pero, ¿de qué forma el oso acaba con una colmena de un apicultor?

El siguiente vídeo muestra cómo un oso se da todo un festín en una colmena de abejas. Y es que una de las debilidades de este plantígrado, que se encuentra en vías de recuperación en algunas zonas del norte español y que afortunadamente cada vez es más fácil verlo y tener encuentros con ellos, es la miel de las colmenas.

Aunque su presencia no suele ser conflictiva, algunos ganaderos y apicultores sí se han visto afectados por su apetito. En el vídeo se ve cómo un oso destroza toda la estructura del panal para sacar la miel de su interior, algo que puede provocar una cuantiosa pérdida económica para un apicultor si tenemos en cuenta que este tipo de destrozos se produce en más de una colmena.

Las abejas, un eje fundamental para la supervivencia del oso pardo

Un estudio publicado hace una década en la revista Environmental Management ponía en valor el crucial papel de las abejas melíferas en la producción de frutas silvestres como endrinos o majuelos, que suponen un recurso alimenticio para especies como el oso pardo. Por tanto, aunque provoque daños como los que aparecen en la grabación, la presencia de las abejas es fundamental en nuestro país para la supervivencia del plantígrado.

España tiene, junto con Turquía y Rumanía, una de las colonias de abejas melíferas más importantes de Europa, con alrededor de 1.800.000 ejemplares, lo que constituye una fuente de alimento para el plantígrado directa e indirectamente.

Hay que recordar que el pelaje largo y denso del oso impide la picadura de las abejas; no obstante, la pueden sufrir en la cara o en el hocico, donde la piel es más fina y no tienen pelos.

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